Me llamo Cristina y os escribo desde Dapaong-Togo donde llevo viviendo casi 11 años. Estamos en la zona norte, en la parte más pobre del país. Pero esto no contradice que Togo, como toda África, sea un continente rico de esperanza gracias a la población joven. Quiero agradecer de corazón a quienes van haciendo posible la construcción del centro misionero para jóvenes en Dapaong.
Hemos empezado a construirlo desde hace dos años y se trata de un proyecto dedicado especialmente a los jóvenes. ¿Por qué dedicado especialmente a los jóvenes? Porque vemos que los jóvenes de aquí luchan mucho por salir hacia adelante y para eso necesitan formarse humanamente e intelectualmente para poder poner al servicio todas sus capacidades, fuerza, inteligencia y creatividad.
Este centro misionero será un lugar donde los jóvenes puedan encontrar el espacio adecuado para recibir formaciones, conferencias, momentos de encuentro y de reflexión personal, campos de trabajo, convivencias, momentos de misión con otros jóvenes del propio país o con jóvenes que vengan del extranjero. Un centro creado para los jóvenes para que puedan encontrar los elementos necesarios para crear una sociedad, más justa, más fraterna, más solidaria.
Puedo decir con alegría que hemos avanzado en este proyecto. Gracias al apoyo económico de mucha gente: familias, parroquias, comunidades religiosas, ONG,… hemos construido una sala polivalente, un appatam y una cocina de apoyo a las actividades. Sin la ayuda de cada uno de los que han colaborado este proyecto hubiera sido imposible y, por eso, estamos profundamente agradecidos. Gracias a esta infraestructura mínima, en el barrio donde está ubicado el centro hemos podido realizar unas misiones y para este nuevo curso escolar hemos proyectado varios campamentos para niños y adolescentes.
Dios no deja de soñar cuando ve a todos estos jóvenes tan luchadores. Doy gracias a Dios por participar de su Sueño, y le pido que Él pueda contar con mi vida y con la comunidad para realizarlo porque creo que África sigue siendo la esperanza para nuestro mundo
Cristina Salido