Quiénes Somos
Servidores del Evangelio de
la Misericordia de Dios
Somos una comunidad misionera de la Iglesia católica, presente en 15 países, formada por misioneras y misioneros consagrados, sacerdotes y laicos. Nos dedicamos al anuncio del Evangelio y a la formación de misioneros.
Dios suscitó nuestra Comunidad en el s. XXI en el que la Iglesia busca y necesita vivir mucho más su identidad misionera y llevar a la práctica el mandato misionero de Jesús. Dios nos confía, a los Servidores del Evangelio, desde el anuncio de la fe, construir un mundo más justo, humano y fraterno, mediante la transformación de los corazones.
Nos dirigimos a todo el pueblo de Dios, niños, adultos y familias, pero especialmente a los jóvenes, por los que hemos hecho una opción preferencial. Ellos son el presente y el futuro de las sociedades y de la Iglesia, por ese motivo son los principales destinatarios de nuestra misión de evangelización. Queremos poderles capacitar para que ellos mismos sean también misioneros de otros jóvenes.
Los Servidores del Evangelio de la Misericordia fuimos aprobados el 27 de septiembre del año 2002 como asociación privada de fieles en Alemania por el obispo de Münster Mons. Reinhard Lettmann. Sabemos que desde el cielo nos sigue acompañando. Nuestra familia misionera se gestó en el seno de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
Una sola familia con diferentes estados de vida
Los servidores laicos
Los servidores laicos son familias misioneras, servidores adultos, servidores célibes y jóvenes servidores en misión JuSeM. Son evangelizadores en sus ambientes de trabajo y en sus familias. Son fermento en medio de la masa, con el testimonio de su vida y con su palabra, anuncian a todos la buena noticia de Cristo Resucitado y colaboran en la formación misionera. En sus parroquias colaboran asumiendo diferentes servicios de pastoral, a la vez que dedican parte de su tiempo a la misión propia de la comunidad.
Los misioneros sacerdotes
Viven su vocación insertos en la Iglesia local, poniendo su ministerio al servicio de la misma y de la misión propia de la comunidad.
Los misioneros y misioneras consagrados
Tienen disponibilidad total para la misión de anuncio del Evangelio y de formación de misioneros. Viven en comunidades donde desde un clima fuerte de amor fraterno y compromiso mutuo se ayudan a mantener vivo el encuentro con Cristo, que es el motor de la misión.