El fin de semana tuvimos una misión en Münster bajo el lema: «Iluminemos nuestro tiempo».

Para mí, personalmente, supuso salir de mi zona de confort y acercarme a personas que no conozco, algo que no me resulta tan fácil.

Good news

Hicimos como una encuesta donde recogimos “Good News” – «buenas noticias» tanto en una escuela para jovenes adultos como en un mercado. Me impresionaron las respuestas de la gente. «Mi hermana pequeña es una buena noticia para mí», «he encontrado piso» o «un año de abstinencia de drogas». Con algunos de ellos tuvimos conversaciones profundas sobre la realidad de sus vidas, que realmente me conmovieron.

También visitamos a la gente en sus casas. Estas visitas fueron anunciadas previamente por el párroco. A veces se dio una conversación en la puerta de casa, en la que transmitíamos un saludo de parte de la parroquia y les dábamos un recuerdo de nuestra misión. Incluso en las conversaciones cortas, nos dimos cuenta de que transformaba a la gente y que al final estaban sonrientes. Quizá simplemente les alegramos un poco el día.

Me conmovió especialmente una larga conversación en la que una mujer nos invitó a su casa. Intenté escuchar  y empatizar con la situación de la mujer. Se mostró muy agradecida por la visita y al día siguiente acudió a una de las misas que habíamos organizado con testimonios y canciones modernas con gitarra. Me alegré mucho, sobre todo porque me dijo que había podido «recargar las pilas» y que se sentía animada para volver a su vida cotidiana. Nos dio las gracias porque a través de nosotros había sentido la invitación de parte de Dios de volverse a acercar a la Iglesia.