Son las 11:30 hs de la mañana, el sol está fuerte (40° grados), y en el Centro Misionero de Dapaong tres equipos de misioneros se preparan para salir a encontrar a los jóvenes que estudian en los tres liceos públicos de la ciudad.

Unos van en moto y otros en coche, llevan la guitarra y la certeza de que Dios les envía a poder transmitir a estos jóvenes, Su amor y Su mirada creyente.

En los liceos, una mañana de clases está casi terminando. Llegan las 12h y la campana suena. Unos 2.000 alumnos salen cansados y hambrientos. Pero aún así, algunos aceptan la invitación para quedarse 1h más en una sala para el taller.

Los misioneros les acogen con una gran sonrisa en los labios y un “döngwam” (buenos dias en Moba, lengua local).

Talleres

Cada semana, se propone un tema, para que juntos, puedan descubrir que “son una misión en esta tierra”. Esta semana el tema es: descubrir y desarrollar las inmensas capacidades- innatas y especificas- que Dios ha dado a cada uno. Lo hacen de forma creativa y con dinámicas. Al final algunos descubren el tesoro que son, decían: “no sabía que tenía estas capacidades”.

Unas semanas más tarde, los misioneros les proponen preparar una tarde de juegos para los niños, y así pueden poner al servicio sus capacidades.

Estos talleres son el primer paso para más adelante proponerles una convivencia y un tiempo de misión. Ser misioneros es darnos cuenta de la importancia de este caminito humano, que permite que el encuentro con Jesús toque existencialmente las vidas de los jóvenes. Crear amistad con ellos es el primer paso de este camino.

La misión nace del corazón de Jesús y nos lleva a encontrarnos con Jesús en la vida y realidad de Jesús en cada joven.

María Leão SEMD Dapaong

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