¿Sabéis dónde está Brindisi? Si tenéis tiempo, buscadlo que os va a gustar. Es justamente desde ahí desde donde escribo. Os doy una pista, está en Italia. Este país es muy diferente de norte a sur como sucede en casi todos los países. En cada región cambian las costumbres, el acento, dialecto, clima, tiene sus comidas y celebraciones, etc. Lo que no cambia es el deseo de ser feliz de las personas, de ser útiles, de hacer algo por los otros, de luchar, de justicia… Eso es común. Brindisi es diferente a lo que conocíamos.
Y por qué os hablo de Brindisi. Nuestra comunidad de Servidores ha estado presente en Roma algunos años. Hemos vivido años preciosos, hemos conocido muchas personas de gran corazón, deseosos de transmitir la fe, de luchar contra las injusticias, realmente comprometidas con la realidad. Y esto nos ha llevado a pensar en los lugares donde es menos frecuente el anuncio, donde se necesita llevar la esperanza. Hemos pensado en las zonas que están más necesitadas de formación en la fe y de ayuda pastoral. Después de un largo discernimiento, con la ayuda de Dios y de muchos hermanos, nos hemos mudado a esta pequeña ciudad de Brindisi.
Llegamos aquí hace mes y medio. Las primeras impresiones son muy positivas. Hemos experimentado una acogida preciosa de las personas. Nos ha gustado que algunos jóvenes aún buscan respuestas a sus preguntas en la fe.
Es también una ciudad muy solidaria. Recibe a muchos emigrantes y los acogen. Nos contaron que en una ocasión llegó una embarcación de Albania. Las personas de las aldeas se hicieron cargo de estos emigrantes que no hablaban el idioma. Los acogieron por un tiempo, dándoles todos los días de comer, ofreciéndoles alojamiento. Esto lo hicieron no un día o dos, sino hasta que se pudieron organizar bien. Es algo que nos ha tocado el corazón, porque hemos descubierto el corazón generoso de estas personas, que tal vez, no tienen muchos recursos, pero si tienen un corazón abierto y preocupado por los demás.
Otra impresión positiva es que desde los primeros días nos han pedido colaboración en grupos de confirmación. También en la catedral nos han pedido ayudar en la animación de la oración mensualmente. Hemos tenido la ocasión de ir a algunos pueblos donde hemos dado nuestro testimonio misionero a los jóvenes.
Un fruto precioso de esta ciudad poco conocido a nivel mundial, es la historia de Matteo Farina. Es un joven de 21 años, que luchó con el cáncer, sin perder la esperanza y el amor por los otros. Se decía a sí mismo “Soy un infiltrado de Dios entre los jóvenes, así como un virus entra silencioso, así quiero ser yo en medio de mis coetáneos”
Lo precioso de la vida misionera es que llegas a un nuevo lugar y ves que Dios te está esperando. Poco a poco va esculpiendo en el corazón los rostros de su gente, de los catequistas, de los jóvenes, de las personas que trabajan en Caritas, de los niños, de los sacerdotes y de tantas personas que no se acercan a la Iglesia y que esperan ser llamados. Son rostros que nos llaman y nos siguen pidiendo la vida. Es el rostro de Jesús que nos espera en todas y cada una de las personas que pone en nuestro camino.
Damos gracias a Dios por esta nueva experiencia y le confiamos el futuro de esta pequeña comunidad de Brindisi y de todas las personas que despertaran a la fe.
Rosaura Ríos