La tercera edición del proyecto Discovery comenzó con el encuentro del primer módulo titulado: “Enviados al mundo con la fuerza de la oración”. En esta ocasión el grupo de jóvenes que lo está realizando proceden de España, Portugal y Polonia, en total son diez.
El viernes iniciamos con un encuentro vía zoom en el que compartimos acerca de cuáles son nuestras motivaciones para hacer este proyecto que, como sabéis, es una herramienta de formación y discernimiento para descubrir la vocación-misión personal. En el horizonte del Discovery está la pregunta de cómo y de qué manera Dios nos llama a colaborar con su proyecto en el mundo de hoy.
Con el encuentro de este primer módulo se ha puesto en marcha este proceso en cada uno de nosotros. En él hemos tratado de identificar la búsqueda con la que cada uno inicia esta aventura para poder ir haciendo proceso con ella a lo largo de este curso.
A través de los temas que se fueron dando, las dinámicas de trabajo, espacios de oración y los testimonios de dos padres de familia, hemos redescubierto lo importante que es la oración. A la hora de afrontar las búsquedas que llevamos por dentro, los retos como el de la vida laboral, dar o no continuidad a la formación, así como la posibilidad de dedicar nuestra vida a los demás dónde y cómo Dios lo necesite es importante orar.
Algo en lo que estábamos de acuerdo: lo importante que es pararnos en medio del ritmo loco que llevamos para escuchar a Dios y también para escucharnos a nosotros mismos, conocer qué nos mueve realmente a hacer lo que hacemos. Podríamos decir que éste era el objetivo de este primer módulo: tomar la decisión de incorporar a nuestra vida diaria, momentos sencillos de oración a partir de los cuales surge el compromiso y la entrega a los demás.
Incorporar en la vida diaria la oración es reconocer que la fuente misma de la oración está en el corazón de Dios Padre que sigue haciendo suyo todo lo que vive hoy la humanidad. Es entenderla integrada con la vida y la misión. Es hacer experiencia de su componente afectivo.
Qué bonito es poder ver y escuchar en cada uno el deseo de que Dios sea el centro de la vida, que su voz y opinión sean tomadas en cuenta a la hora de decidir el rumbo de nuestra vida.
Piedad García