Las misiones internacionales, caminos de fraternidad.

Cada vez son más los jóvenes que deciden compartir un tiempo de su vida con los demás en un contexto cultural diferente y de pobreza.

Hay que agradecer esta sensibilidad que tienen al sufrimiento de otros porque constituye una respuesta fraterna a los retos de solidaridad y de paz en el mundo actual. Es algo que vimos y en  las jornadas mundiales de la juventud en Lisboa en agosto 2023 en el que la convivencia alegre entre jóvenes de países en guerra era un signo de vida que seguimos recordando con emoción.

Ahora, un año después,  vamos a profundizar en estos caminos de solidaridad y de fraternidad, acogiendo en una zona pobre de Lima, a chicos italianos, polacos, españoles, alemanes. ¡Bravo por la comunidad de Perú que les acogemos con seriedad y alegría! ¡Y bravo también por las comunidades de Europa que han integrado la preparación de talleres de animación para estas misiones en su agenda del año! Fratelli Tutti, la carta encíclica del papa sobre la fraternidad y la amistad social, nos servirá de hilo conductor durante las tres semanas de encuentro.

Creo que es un signo de los tiempos positivo la propuesta de estos voluntariados. Los jóvenes europeos tienen por un lado muchos talentos para compartir, y por otro, mucha necesidad de encuentro con otras realidades. Acá en Perú, en nuestros barrios tan humildes muchos se preguntan que tendrá de atractivo este lugar para que otros les quieran visitar. Precisamente en estos encuentros interculturales hacemos realidad el hecho de que todos somos reveladores del valor de cada cultura, de cada historia y de cada vida. En estos tiempos de globalización, impresiona recordar que en Perú se cultivó una de las más antiguas culturas de la humanidad. Crear puentes y multiplicar las redes solidarias, aunque sean pequeñas, madurar en el conocimiento de si, de los demás y de Dios, son los retos de todo voluntariado y lo asumimos con mucha esperanza.

Anne-Vé, SEMD Perù