Qué comen nuestras mentes

Semillas del Verbo 19

Estoy impresionada ante las últimas noticias: un niño de trece años da una paliza brutal a otro mientras sus amigos lo graban; violentas peleas entre adolescentes se difunden en Telegram…. ¿Qué está pasando con nuestros jóvenes? ¿Qué comen nuestras mentes y corazones para actuar así? Psicólogos infantiles hablan de tres posibles causas: videojuegos violentos, porno y alcohol.

En mi familia, la afición a los cómics nos viene desde muy pequeños. En mi colegio, después de terminar los deberes, daban la posibilidad de ir a la biblioteca a leer algo. Yo siempre escogía una colección de cómics que se llamaba “Vidas ejemplares”. Eran historias verídicas de gente que había hecho cosas grandes con sus vidas. Yo quería ser como ellos. Un buen día la profesora me prohibió leerlas. Yo no entendía por qué. Me quedé tan triste que cada noche le pedía a Dios “el milagro”. Y por fin se dio.

Ha pasado mucho tiempo desde mi adolescencia, pero sigo emocionándome y aprendiendo de tantas “vidas ejemplares” que me salen al encuentro. La última es la de Hikari Oé, hijo del Premio Nobel japonés de literatura Kenzaburo Oé. De bebé nació con hidrocefalia causada por una hernia cerebral. Los médicos dijeron a los padres que para sobrevivir necesitaría de una operación. Hikari, que significa luz, sobrevivió pero quedó con secuelas permanentes: discapacidad intelectual, ceguera parcial, epilepsia y autismo. Un día sus padres notaron que Hikari reaccionaba al sonido de los pájaros.

Grabaron una cinta con cantos de cincuenta clases de pájaros y durante tres años le pusieron la cinta insistentemente. Paseando una mañana por el parque, Hikari oyó el canto de un ave y dijo: “es un ruiseñor”. Era la primera vez que hablaba. Después de eso una profesora especializada le introdujo en la música clásica y a los trece años Hikari hizo su primera composición. Le siguió una grabación que recopila veinticinco piezas breves para piano y flauta. Hoy en día es un compositor reconocido, casado y el jardín de su casa está lleno de comederos de pájaros.

Como decían los antiguos: “de lo que se alimenta la mente y el corazón habla la vida”. Ojalá nuestros jóvenes y nosotros mismos podamos descubrir tantas vidas ejemplares que hay a nuestro alrededor y sepamos aprender de ellas.

Rosario Garrido SEMD

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