Una falta de costumbre

Semillas del Verbo 18 Mil gracias por los comentarios al artículo

23 junio, 2023
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  • Reflexiones

Semillas del Verbo 18

Mil gracias por los comentarios al artículo anterior. Me han encantado. Ahí va uno como ejemplo: “La verdad es que hablar sobre los demás llega a ser el principal tema de conversación. Sucede de forma tan natural como contar una anécdota. De hecho, cuando veo un defecto o algo que me molesta de la otra persona, lo hago casi sin darme cuenta.”  Estamos tan acostumbrados a hablar mal de los otros que hablar bien es una falta de costumbre.

Hace unos años hicimos una dinámica con jóvenes. Les pedimos que hicieran una lista de lo que veían en ellos de positivo y de negativo. Para lo negativo, no tardaron ni siete minutos. Para lo positivo, media hora después la mayoría tenía aún la hoja en blanco. Cuando les pedimos que la lista fuera sobre otra persona, sucedió lo mismo. Esto me dio mucho que pensar.

Cuando yo era jovencilla, era muy tímida. No sabía ni cómo tomar las alabanzas, ni cómo recibir las críticas. Con los años aprendí, pero se me coló la exigencia para conmigo y para con los otros. Desgraciadamente la exigencia lleva a resaltar lo negativo y difuminar lo positivo.

Yo diría que la gente de mi generación crecimos en la mentalidad de “boys don’t cry”. ¡Y no digamos la de mis padres o mis abuelos, donde “la letra con sangre entra”! Lo normal no era expresar los sentimientos o alabar a los demás. Me acuerdo de un profesor que nos decía: “lo que mucho se alaba se echa a perder”. Hoy en día, los entendidos dicen más bien lo contrario: decir lo positivo del otro es lo que construye, sobre todo en los niños. Pero sigue siendo una falta de costumbre.

“Todas las personas -dicen- necesitamos recibir elogios de vez en cuando. Es una manera de reconocer su esfuerzo y de apreciar sus valías”. Efectivamente ¡qué bien nos sentimos cuando alguien nos alaba! Lo bueno sería que la otra persona también los reciba de mí, y para ello tengo que “ver” lo bueno que tiene, “reconocerlo” y “expresárselo”.

Sería genial hacer de ello una costumbre. Eso nos haría la vida más fácil y me atrevería a decir que más feliz.

Rosario Garrido SEMD

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