El abrazo de una madre
Ayer una familia amiga perdió su casa. Parecía un mal sueño, vivía en medio de unos árboles, se prendieron fuego, y en menos de media hora se quemó todo. Cuando les fuimos a ver la madre me dijo: “no tenemos nada, sólo lo puesto”. En momentos así lo único que te puede consolar es un abrazo. No sabías si llorar, si quedarte en silencio, no te lo podías creer.
Que vital es poder dar un abrazo a alguien que lo que ha perdido todo de repente. Esta familia tiene 3 hijos y volvían de la escuela en ese momento.
Cuando contemplaba esta imagen de esta mujer con el niño tenía en mi corazón a toda la gente, niños, familias, jóvenes que no tienen casa, una cama, o una escuela para estudiar. En este abrazo estamos todos, también cuando nos sentimos solos, pequeños, impotentes, desorientados, o frágiles. El abrazo de una madre que te quiere te llena de compañía, de fuerza y de sentido.
¿Has tenido alguna vez esta experiencia? En esta imagen representamos a María de Nazaret, la Madre de Jesús. Ella, así humana, cercana, sensible nos abraza como a este Niño pequeño e indefenso. El niño tiene los pies descalzos, así como nosotros tantas veces cuando experimentamos la carencia de unidad, de paz, de horizonte o de futuro. En las capillas de nuestra Comunidad ponemos imágenes así que representan a María abrazando al Niño Jesús pequeño e indefenso.
Quisiera vivir así entre los brazos de una madre, de mi Madre María, dejar que ella me abrace, me acaricie, me sostenga y me reciba como soy. Si quieres, tú también, te invito a que mires un ratito esta imagen y te pongas en el lugar del niño y te dejes abrazar como él. Y luego me escribes lo que sientes.
Ana Palma SEMD Filipinas