Semilla del verbo 7
Hace tiempo me encontré con una pareja que llamó mi atención. Tanto si estaba con los dos juntos, como con cada uno por separado, siempre hablaban en plural. Notaba en ellos una sincronización muy peculiar propia del amor. Es raro en una sociedad donde solemos caer en el “yo-mi-me-conmigo”. El individualismo, la satisfacción y el interés personal tienden a pasar por encima de todo y de todos. Me atrevo a decir que un doloroso ejemplo de esto es la invasión de Ucrania. Los expertos intentan explicar lo inexplicable, pero el resultado es el mismo. El poder bruto de uno se impone a costa de muchas vidas. Resuenan en mi interior las palabras de mi abuela durante la Guerra Civil:”Si pensaran en los hijos, nunca habría guerra”. Pensar en uno mismo olvidándose de los otros o pensar en muchos. La diferencia entre pensar, sentir, vivir en singular o en plural.
La dinámica misma de la vida es plural. Un espermatozoide fecunda un óvulo y produce una nueva vida. También la Naturaleza nos enseña que lo normal es dar fruto, a no ser que esté enferma. Una piedra lanzada en un lago produce ondas concéntricas que se van expandiendo más y más. En realidad todo acto personal llega a todos. Ya lo decía Alejandro Magno, “De la conducta de cada uno, depende el destino del mundo.” Las manifestaciones multitudinarias de jóvenes ante el cambio climático están exigiendo una respuesta coherente. Si no pensamos en ellos, el daño que ya estamos causando a nuestra madre tierra será irreparable. Recojo las sabias palabras de un jefe sioux: “Cuando hayan cortado el último árbol, contaminado el último arroyo, pescado el último pez, entonces se darán cuenta de que el dinero no se puede comer.”
Para mí y quizás para muchos, la primera persona que nos enseñó a pensar y vivir en plural fue Jesús de Nazaret. Lo hizo a través del Padre Nuestro, una de las oraciones más bonitas que existen. De ahí nacen corazones que se abren a ver en el otro a un hermano y el mundo como una casa común y preocupación de todos.
Acabo con las palabras de un reconocido líder mundial, Martín Luther King. Su pensar y vivir en plural le supuso el sacrificio de su vida: “Debemos aprender a vivir juntos como hermanos o perecer juntos como necios”. En nuestra ayuda solidaria a Ucrania me alegra ver que estamos aprendiendo.
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