Han sido 30 los jóvenes europeos que han participado en el encuentro WAKE UP de este verano en Agosto. Los jóvenes estaban reunidos, 8 en Polonia, 5 en Alemania, 5 en Italia y 12 en España. Algunos momentos los hemos vivido por streaming y otros la dinámica la vivíamos por países. El reto de la técnica, de los diferentes idiomas y las traducciones no ha sido un límite para estos jóvenes que han sentido la fuerza del encuentro, de la esperanza y de la misión. Además de los momentos de reflexión y talleres, llevados por los mismos jóvenes, pudimos realizar una jornada de evangelización en la calle con encuestas, testimonios, veladas de oración, para compartir la esperanza que en estos tiempos tanto nos falta.
Ahora nos cuentan lo vivido en Asís. Y si quieres saber más del encuentro pásate por el área de testimonios que ahí iremos subiendo las experiencias que los mismos jóvenes comparten. Ahora sí les dejo con la experiencia de Wake up en Asis.
Asís es la ciudad de la paz. Este lugar sigue hablando todavía a nuestro mundo y nos ha hablado a nosotros de una esperanza y una paz que nadie nos puede robar. Quienes nos hemos reunido allí para nuestro encuentro misionero así lo hemos experimentado. Y he aquí cuatro razones.
La primera es porque hemos tenido el encuentro internacional de jóvenes con el lema Wake up, it´s y(our) time to bring hope! Había sido programado en España, con jóvenes de allí, de Polonia, Alemania e Italia. Un encuentro sobre la esperanza que no tenía ninguna esperanza de realizarse por todas las restricciones del Covid. Una iniciativa que como tantos otros planes parecía inviable en este momento. Sin embargo, fueron los jóvenes los que se atrevieron a proponerlo con algunas variantes: cada uno se quedaría en su país y nos encontraríamos vía online con el resto de países para tener conjuntamente formaciones, grupos y talleres, dinámicas, juegos. Así la esperanza de Dios ha vencido, creando una nueva manera de encontrarnos.
El segundo motivo ha sido la figura misma de Francisco. Él ha sido nuestro hermano mayor para orar y misionar. Estando en Asís, su historia nos abría camino. Estuvimos orando en el oratorio construido en su antiguo negocio de telas, situado en la plaza donde este santo dejó todo lo que su padre le había dado para seguir a Jesús. La vida de una persona que dice sí a Dios, es una potente voz de esperanza que nadie puede callar.
El tercero ha sido la misión que realizamos. En la plaza central organizamos una tarde de evangelización. La gente estaba sentada en los bares, leyendo sus guías o comprando recuerdos. Cuando alguien de nosotros empezaba a dar su testimonio se paraban a escuchar. Mientras, en la iglesia que daba a la plaza, estaba expuesta la eucaristía acompañando este momento con cantos y oraciones. Los que estábamos fuera ofrecíamos a los que por allí pasaban un papel y una vela, donde anotar sus penas o sus deseos a Dios. Muchos agradecieron este gesto. Algunos venían del norte de Italia, de la zona más golpeada por la pandemia. Traían mucho dolor y quisieron escribir los nombres de sus familiares y amigos fallecidos. De esta manera tan sencilla quisimos expresar que el Dios de la esperanza está con nosotros, sigue sosteniendo nuestras vidas y cura nuestras heridas.
Y una cuarta razón para mantener viva la esperanza ha sido la alegría de sentir que nuestra vida puede levantar a otros. Nadie se podía imaginar este fruto en un momento así, pero como dice San Pablo:” La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones” (Rm. 5,5). Qué importante es ayudarnos a ir a Él para recargar nuestra vida y sentir que no está nunca lejos. Esperamos ahora compartir y trasmitir esto a cada hermano que nos encontremos.
Te animas a compartir a quién o qué situaciones te sientes llamado a llevar la esperanza.
Paola Bocci