“Corren tiempos malos” dice San Pablo a la comunidad de Éfeso. Unas líneas antes expresa que “injertados en Cristo somos luz”. Ambas cosas son ciertas. Perú es motivo de noticia por sus incontables problemas políticos, por sus movilizaciones que paralizan las rutas principales del país y sus aeropuertos, por las inundaciones que ha dejado el ciclón Yaku. Queremos en esta Pascua vivir con los pies en esta tierra dolorida siendo luz.
Las noticias dentro de país añaden otras más “caseras”: violencia en las calles, robos, que nadie va a denunciar porque es una pérdida de tiempo, personas que se van al extranjero buscando lo que creen que el país no les va a dar: oportunidades, estabilidad, futuro, … Un politólogo nos decía que en Perú la gente, aunque protesta, ya ha perdido la capacidad de indignación.
Un día entré a una casa a llevar la comunión a una señora del barrio. Estaba prendida la televisión en el momento de las noticias. Y ella confesaba: “He puesto las noticias ahora que se han ido mis hijas, porque me han prohibido que las vea, me ponen muy nerviosa”. En este contexto social hemos comenzado el nuevo año pastoral. Estos meses de febrero y marzo hemos retomado los grupos, hemos vivido momentos de misión con los más jóvenes, jornadas, retiros,… ¿Para consolar y mantener la esperanza? Sí, y también para no temer vivir con los pies en esta tierra dolorida siendo luz. Y también para reconocer en las ganas de paz y de fraternidad que Dios, además de poner esos anhelos en nuestros corazones, nos acompaña en el desafío de emprender caminos para hacerlas posible.
La indignación es pobre si expresa solo queja y cansancio, si se le quita la esperanza. Lo que significa es corresponsabilidad y certeza de que Dios no renuncia a que vivamos con la dignidad de hijos suyos. Es lo que queremos anunciar en esta Semana Santa, es el beso a la cruz que queremos dar en este hoy que vivimos.
Mª Carmen Izquierdo SEMD Perú