La invitación de Jesús a los jóvenes que preguntaron por él, «ven y verás», se ha vuelta a hacer actual con 4 jóvenes en Filipinas.
Con una certeza en el corazón, lo que Dios quiere de mí me va a hacer feliz, cuatro chicas que desean seguir a Jesús y conocer más la comunidad aceptaron la invitación a pasar una semana con nosotras.
Objetivo del «ven y verás»: conocernos más
Ha sido durante la última semana de junio que hemos convivido con las cuatro jóvenes que tienen dieciocho y diecinueve años y son de otra ciudad, Nampicuan, en Nueva Écija. Las conocimos en su parroquia donde llevamos trabajando dos años ofreciendo escuelas de evangelización. La propuesta de convivir una semana con nosotras tenía el objetivo de conocernos más de cerca y participar de la misión y de la vida diaria para que abran su corazón a dejar que Dios les diga qué quiere de ellas.
Han sido días muy intensos y sencillos a la vez, en los cuales hemos orado, compartido y hemos participado juntas en actividades con los niños. En lo sencillo de reír y comer juntas a las chicas se les han desmontado las falsas imágenes o conceptos que tenían de nosotras. Antes nos imaginaban muy serias, como personas que todo el tiempo están en silencio. Otro concepto negativo: que no comíamos arroz. Aquí se come arroz en las tres comidas y eso muy importante, vamos, lo normal. Esta semana han podido comprobar que somos personas “normales y muy felices siguiendo a Jesús”.
Las preguntas que surgen
Las jóvenes se han hecho más conscientes de esa pregunta sobre la voluntad de Dios para ellas y están ilusionadas en poderlo descubrir. Es precioso ver a jóvenes abiertas a Dios, que se plantean: ¿qué quiere Dios de mi vida? ¿cuál es la voluntad de Dios para mí? con temor, pero también con ilusión porque desean agradar y servir a Dios. No descubrirán lo que Dios le pide a cada una rápidamente, saben que es un proceso y que necesitan ayuda para ese discernimiento.
No podemos más que dar gracias a Dios por este regalo inmerecido que nos ha hecho a través de estas chicas. Tenerlas con nosotras nos ha ayudado a inculturizarnos un poquito más en la vida filipina, en sus costumbres, maneras de cocinar, etc. Y a disfrutar de seguir caminando por las huellas de Jesús y animar a que otros las sigan.
Manoli Sánchez