Un solo corazón, una misión sin fronteras

    ¡Dos días, quince países, alrededor de 500 participantes –

4 diciembre, 2021
  • 0
  • ARGENTINA

 

 

¡Dos días, quince países, alrededor de 500 participantes – e incontables frutos del Espíritu Santo en nuestros corazones! ¿Quieres conocer qué experiencia se llevan los jóvenes y adultos laicos de nuestra comunidad en Argentina que vivieron el primer encuentro internacional online? Te lo compartimos en 5 pequeños testimonios:

A José, de 19 años, le ha interpelado la predicación de los dos jóvenes de Colombia y Togo, y ha despertado con más fuerza a la inquietud de anunciar a Jesús. Nos cuenta: “Porque ‘Él me amó primero’, deseo que otros jóvenes vivan la experiencia única y extraordinaria de sentirse amados por Él. Deseo que sientan que tienen un Padre que los ama y que tienen un amigo en Jesús. No quiero privar a nadie de la experiencia de este amor.  Sueño con que la fe se expanda como una luz y sea compartida a toda nación, cultura y a todos los pueblos.”

Romina, de 18 años, participó en un compartir digital con jóvenes de Corea, Argentina, Perú y Colombia. Nos comparte: “Me sentí identificada con la experiencia de una chica de Italia. Yo también recibí el anuncio del Evangelio en la comunidad: Me encontré con la buena noticia del amor de Jesús que nos tiene en la cruz por la que dio su vida. Este amor me da un sentido más profundo para vivir. Verme en el mismo camino que otros jóvenes en el mundo me anima a seguir profundizando y creciendo en la fe.”

Milagros, de 27 años, hizo su experiencia clave en la Misa final que se transmitió desde Alemania: “La misa era como un gran banquete en el que Jesús era el anfitrión. Nos alimentó a todos con una comida deliciosa: con la verdad de ser profundamente amados por Él. Esa experiencia me impulsa a agradecer saliendo de mi zona de confort, queriendo ser servidora de la voluntad de Dios.”

A Magui y Gustavo, un matrimonio Servidor de nuestra comunidad, les queda el sabor de vida del Evangelio: “Viendo a tantos hermanos en la Eucaristía, sentimos que es posible un mundo fraterno porque Jesús está en medio nuestro. Como matrimonio servidor no deja de sorprendernos la confianza que Dios nos tiene. Esa mirada creyente nos invita a continuar con nuestra misión de anunciar el Evangelio y formar misioneros.”

También Raúl y Elsa, otro matrimonio Servidor, se sienten impulsados a vivir con más fuerza la misión que Dios les confía: “Debemos creernos que somos formadores de misioneros y que esto no es una tarea de maestría sino de ser reflejo de su amor. Dios nos llama a anunciar el Evangelio donde estamos. Somos una misión en esta tierra bendita, donde Dios mismo ha caminado. Nuestro idioma es la misericordia que viene de Dios y se extiende a nuestros hermanos.”

¿Nos compartes qué es para ti vivir con un corazón misionero?

Anette Wisman

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ula donieckaUn solo corazón, una misión sin fronteras