En medio de la vida tan ajetreada, poder pisar el freno y parar es realmente un tesoro inmenso. Algo que necesita cualquier persona. Qué valioso dejar por un momento lo que estábamos haciendo y tener tiempo para uno mismo. Este tiempo donde contemplar nuestra vida y descansar el corazón, poder pensar cómo estoy y cómo quiero continuar es exactamente lo que nos permite vivir la vida un poco más feliz y con anchura de corazón. Es, además, lo que nos hace vivir según lo que nos dicta el corazón desde lo más profundo y no desde las exigencias que nos vienen de afuera.
El pasado 2 de diciembre tuvimos un retiro de adviento, que fue, precisamente un tiempo así. Por la mañana compartimos una meditación sobre el Dios que se ha hecho uno de nosotros. Es el Dios que viene en medio nuestro, el Emmanuel, Dios con nosotros. Por la tarde, rezamos cómo preparar nuestra vida para podernos encontrar con este Dios. Os seguimos compartiendo lo que fue el retiro desde las experiencias de las personas que participaron:
- “Para mí ha sido un tiempo de experimentar profundamente al Emmanuel, el Dios que está con nosotros” (Rosa)
- “A través de este tiempo de adviento y también el retiro que pude hacer con Servidores del Evangelio, pude contemplar tranquilamente el año vivido. También recordar al Dios que dulcemente está siempre con nosotros y recibir la fuerza y el valor para vivir según un “nuevo yo” (Adela)
- “Gracias por habernos dado el tiempo y el espacio para poder dar un paso más y acercarnos a Dios” (Gloria)
- “A través de este retiro pude contemplar de nuevo el camino recorrido en mi vida y recordar también las personas que han estado cerca, ayudándome” (Ángela)
Espero que este tiempo de Adviento pueda ser también para ti un tiempo de parar y contemplar la vida. Y de esta forma encontrar el valor para vivir el día a día un poco más feliz.
María SEMD