Testimonio vocacional 7. Marisol. Argentina

A mis veinte años me enamoré locamente de Jesús

Me llamo Marisol y soy de Salamanca (España). Mi vida misionera comenzó hace 48 años y ha transcurrido en Perú, Colombia, Venezuela y Argentina, donde vivo actualmente desde hace veinte años. Os cuento como a mis veinte años me enamoré locamente de Jesús.

Estaba estudiando primero de Pedagogía en la Universidad de Salamanca, cuando una amiga me invitó a visitar a unas misioneras. Me impactó desde el primer momento su sencillez de vida y su alegría. “¿Quién podía darles esa alegría?” me preguntaba mientras estaba con ellas. Pasamos a una capillita que había en su casa. Había una joven orando ante un sagrario. Seguían por dentro mis preguntas: “¿qué ha encontrado esa joven, o más bien a quién ha encontrado en esa capilla para que le merezca la pena estar ahí un domingo por la tarde?” ¡Qué locura!

Unos días después regresé a aquella capilla y me senté. Estuve un largo rato contemplando la imagen de Cristo. Ese día comprendí que no había nadie que me hubiera amado tanto como Él. Jesús había entregado su vida para que yo fuera feliz. El texto bíblico: “Me amó y se entregó por mí” me hacía adentrarme en el amor incondicional de Jesús por mi vida y por toda la humanidad. Esta experiencia cautivó mi corazón hasta tal punto, que brotó en mí un deseo fuerte de entregarle mi vida. Quería ayudarle para que muchos pudiesen experimentar el Amor que yo había descubierto.

Sí, a mis veinte años me enamoré locamente de Jesús, de su manera de acercarse a la multitud, de sus gestos de cariño hacia los pecadores. Sentí la llamada a colaborar con Él, ponía alas a mi corazón. Experimentaba que surgía en mí una criatura nueva. Su amistad me impulsaba a relacionarme de una manera distinta con los demás, empezando por mi propia familia. Me decían: “Te desconocemos. Tienes una alegría tan grande, ¿qué está pasando en tu vida?”

¿Y ahora sigue esa alegría? Sí, hoy puedo confirmar, después de 48 años, que Jesús no me ha defraudado y que ha cumplido su promesa. Soy feliz de haberle entregado lo mejor de mi vida.

Marisol Sánchez SEMD Argentina

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cecilia Marisol,un ejemplo del amor entregado, hermoso,te mando un abrazo grande!
Enrique Gracias marisol por si actual y constante a la mision.por esa alegría que caracteriza a una buena cristiana que no deja de escuchar y seguir a Jesús. Un testimonio viviente que nos anima a otros a reanudar cada día nuevos Si.bendiciones en Argentina de un hermano que hace muchos años se quedó con unas pautas que ayudaron a no desfallecer su corazón a la hora de seguir a Cristo en las manos de Maria
ula donieckaTestimonio vocacional 7. Marisol. Argentina