
Testimonio vocacional 4. Rosario. Madrid.
Mi sueño era llegar a ser como ellos
Te puede pasar a ti. Cada día los veía pasar y mi sueño era llegar a ser como ellos. Eran estudiantes de la Escuela de Bellas Artes “San Carlos” de Valencia, a unos tres minutos de mi casa, en el Barrio del Carmen. Sus áticos eran su bastión. Esta gente marcó mi adolescencia y a los 14 años, mi hermana y yo, ya estábamos matriculadas en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, al lado de “San Carlos”.
Era la década de los 70. Como casi todos los de mi generación, yo aparqué mi fe en Dios y me sumé a este grupo bohemio, agnóstico e inquieto que me atraía tanto. Pero Dios, muy inteligentemente, salió a mi encuentro a través de aquello que me gustaba: Arte, música, libros, cine y gente, mucha gente. Sin embargo, cuanto más me metía en ese mundo, más me daba cuenta del vacío y la insatisfacción en que vivían.
Un buen día alguien me invitó a un mes de silencio y oración. Pensaréis que era una locura para alguien que no creía, pero acepté. ¿La razón?, el retiro era en el País Vasco, uno de los lugares que ansiaba conocer. Se puede decir que esos 30 días cambiaron mi vida. Descubrí que yo había dejado mi fe con el traje de primera comunión. Jesús se me presentó como una persona fascinante y VIVA. Dos frases marcaron ese mes: “No me habéis elegido a mí, sino que YO os he elegido a vosotros”. La otra estaba en la pared de mi habitación: “De ti depende… ¿Quién sabe lo que depende de ti?” Por supuesto que cuando las leí no entendí ninguna de las dos. Pero a medida que iban pasando los días su significado se me hacía cada vez más claro.
Él me había elegido y yo sólo tenía que responder. Si Él me conocía y quería lo mejor para mí, el “no” sería luchar en contra de mi felicidad. ¿Y lo que dependía de mí? En primer lugar, mi gemela (hoy en día misionera como yo). Después, toda la gente que conocía …
Nunca me he arrepentido de mi decisión porque cuando Dios promete: “Te haré feliz y a través de ti a muchos”, lo dice y lo hace.