Mi participación en  E-WAY llega por una invitación, en medio de la pandemia, restricciones de movilidad y toque de queda. Elegí la opción de e-way  online con el ánimo de poder hacer una actividad de fe dentro de ese marco de no poder hacer nada. No tenía ninguna expectativa concreta, sin embargo esta experiencia ha terminado dando mucho fruto.

Cada jueves después de una breve oración en común nos conectábamos como por arte de magia, a algo más que la red eléctrica en la que se enchufa el ordenador: a la actuación del Espíritu Santo. Las reuniones eran muy participativas, intensas y cargadas de sentimiento. Siempre hablamos de que hay que salir de la zona de confort, de nuestra burbuja  y de la comodidad. Pues resulta que estando en casa, en lo más interior de cada uno estábamos muy despiertos y dispuestos a compartir vía zoom lo que hiciera falta.

Nos hemos dado cuenta de que somos seres queridos por un padre amoroso; nos hemos cuestionado muchas cosas y sin llegar a dar respuestas concretas, hemos dejado crecer en nuestro interior cuestiones que no te planteas en el día a día. Hemos visto lo importante que es la comunidad para poder crecer en la fe.

Lo que personalmente me ha dejado esta experiencia  es la certeza de que lo crucial en la vida no es tanto buscar tu sitio, sino ir haciendo presente a Dios poco a poco. Y también lo importante de coger las riendas de tu propia existencia, de ser el protagonista de tu vida y vivir una vida consciente. Como en aquel diálogo en la película “Soul” en la que le preguntan al Alm:, y ahora “-¿Cómo vas a vivir tu vida?  – no lo sé pero la voy a vivir cada minuto”