El 4 de septiembre de 2022 fueron las promesas definitivas de Shin Eunju Christina, primera misionera SEMD coreana. La celebración tuvo lugar en la parroquia de SongChonDong. Fue presidida por el padre Obispo KimJongSu Augustino junto con 22 sacerdotes, muchos de nuestra diócesis y algunos religiosos. Fue una sorpresa enorme ver la Iglesia llena de gente, y una alegría poder preparar y vivir este momento tan especial junto con la Familia Servidora de Corea. Estas fueron las palabras de Acción de Gracias de Christina.
Lo primero de todo, quiero dar muchísimas gracias a Dios, que me ha colmado de Amor y Misericordia, haciéndome suya. Él me ha llamado y ha esperado mi respuesta hasta el día de hoy. Mis padres no han podido venir, porque mi padre está muy enfermo. Hace 15 años dejé la empresa en la que trabajaba para poder ir de viaje a Europa. Y cuando les dije, al cabo de un año, quería ser misionera, me dijeron: “¿por qué quieres ir por un camino que tus padres no bendicen?”. Sin embargo, el día de las Promesas, por la mañana temprano, bendijeron mi camino como misionera. Fue un momento que agradezco de todo corazón.
Me he dado cuenta, mandando la invitación a la celebración, de las muchas personas por las que tengo que dar gracias. Hay muchos que hoy no pudieron venir, pero que me han acompañado desde la oración. Muchos días me olvido de dar gracias. Sin embargo, durante el retiro que hice antes de las Promesas, me di cuenta de cuán grande es el Amor y Misericordia de Dios, que he recibido en cada momento de mi vida. LLegué a Argentina el 20 de Septiembre del 2009, y desde entonces han pasado ya 13 años. Fui a Argentina sin saber español y así empecé la formación. Y en estos 13 años realmente hubo muchos momentos no fáciles, por distintas razones. Pero no sólo se da gracias en los momentos felices. Es por eso que ahora, de nuevo reconozco que no hay nada de estos 13 años que no pueda agradecer.
Tres años atrás recibí la formación de preparación para las Promesas Definitivas, junto con mis “hermanas de camada”. Fue un tiempo de sentir muchas dudas en mi interior, de si seré capaz de vivir bien esta vida misionera, y en ese momento no pude escribir la carta pidiendo hacer las Promesas. Y ahora, agradezco con todo mi corazón a la Comunidad que me esperó con paciencia y a Dios que abrazó todos esos momentos. Además, me di cuenta que lo importante no es si yo vivo bien o no, sino la certeza que Dios será el que me haga vivir esta vida. Descubrí que Dios me estaba llamando a vivir dándole a conocer, a Él que se manifiesta, no en mi fortaleza, sino en mi debilidad.
Aunque es verdad que por el covid tuvimos que esperar un poco, creo que ahora es justo el momento del compromiso entre Dios y yo. Hace 15 años, cuando experimenté la llamada de Dios, mi respuesta fue el salmo 16: “No hay felicidad para mí fuera de Ti”. También hoy, en este momento, quiero con alegría responder de nuevo con estas palabras al Dios que me llama, y vivir el presente siendo de Él. «Tú eres mi Señor, no hay felicidad para mí fuera de Ti.»
Shin Eunju, Christina