Promesas definitivas de Magda en Polonia
Soy Magda, misionera polaca, y desde hace dos años vivo en Medio Oriente.
El 10 de mayo hice mis promesas definitivas de consagración. ¿Qué significó para mí este paso? Fue una respuesta al amor misericordioso de nuestro Dios, que he experimentado a lo largo de mi vida. (Lc 1,78)
Por Su entrañable misericordia, me atrajo con lazos humanos (Os 11,4). Mis padres y hermanos me transmitieron la fe; sacerdotes y personas consagradas la cuidaron y la hicieron crecer. A través de los hermanos y hermanas servidores descubrí la belleza de una vida dedicada al anuncio de la Palabra y a la formación de misioneros.
Jesús me llamó, mirándome con amor como al joven rico (Mc 10,21), invitándome a dejarlo todo para ganarlo todo en Su amistad. Puso en mi corazón los deseos de Su propio Corazón. Últimamente me ha revelado las partes más preciosas y dolidas de ese Corazón: los pueblos de Medio Oriente.
Por Su entrañable misericordia, hoy Jesús me vuelve a llamar. Como a Pedro, después de algunos años de seguimiento, a pesar de sus debilidades y fallos, Cristo confirma Su compromiso de Amor con el pescador: “Apacienta mis ovejas!” (Jn 21,16). Así intuyo que el Señor de nuevo me llama a mí, confirmando Su alianza de Amor Eterno conmigo.
Es muy significativo para mí hacer mis promesas en este año jubilar. Con mi humilde “sí” deseo unirme a tantos que atestiguan con su vida que la Esperanza, que es Jesús, no defrauda. En Él tenemos la certeza de que el dolor, la dificultad y la muerte (sean personales o sociales) no tienen la última palabra. ¡En Él podemos esperar la Resurrección!
Magda Obarska SEMD Israel









Deja una respuesta