Nuestra cruz servidora
Hoy os cuento sobre nuestra cruz servidora. Somos misioneros y cada uno de nosotros llevamos una cruz colgada al pecho que nos da identidad. Cuando te encuentras con una persona consagrada fíjate en su cruz y reconocerás a qué comunidad pertenece.
Nuestra cruz servidora está hecha a mano en madera. Hay algunas misioneras que hacen las cruces con mucha paciencia y amor. Rezan sobre la persona que la va a llevar y la hacen adecuada a la persona. Por ejemplo, mi cruz al barnizarla tomó dos colores uno claro y otro oscuro, significa la doble naturaleza de Cristo: Jesús humano y divino a la vez.
Al ser de madera, nos refleja a Jesús cercano, humano, hombre entre los hombres, padeciendo y sufriendo los mismos dolores que todos los hombres y mujeres de hoy. ¡Cuánta necesidad tenemos de cercanía! Cuando alguien nos entiende, nos conoce y comprende lo que vivimos nos descansa el corazón.
Por estar hecha a mano son todas diferentes, pero con el mismo estilo. Queremos reflejar que el amor de Dios por cada uno de nosotros es único y personal. Nos ama a todos con un amor incondicional y único. ¡Jesús ha dado la vida por mí y por ti! Y la da cada día sin cansarse nunca de amarte.
Para hacer las cruces se necesita tiempo, paciencia, mucho amor y oración. Es el mismo camino del proceso de fe y de acompañamiento de las personas. En el tiempo dedicado, en la paciencia y el amor se refleja todo lo que Dios hace por nosotros.
Te invito en este artículo a que nos envíes tus reflexiones sobre esta cruz.
¿Qué te sugiere?
Ana Palma SEMD Filipinas
Si leer más AQUI
No comments yet.