Este año ha sido un año especial, por eso, esta Navidad también lo será. ¡Qué mejor manera de cerrar este año qué celebrar la Navidad con toda su profundidad!

Quizá las circunstancias vividas en el 2020 a nivel mundial, nos permitan comprender un poco mejor el Misterio de la Encarnación. Recientemente el Papa Francisco ha dicho que “en la Navidad de María y José no todo fueron rosas y flores”. Dios nació en medio de un contexto social desfavorable. Nació en un lugar humilde y sencillo, acompañado únicamente de María, José y algunos pastores que fueron a adorarlo. Dios nació y en seguida tuvo que huir y ser refugiado en tierra extranjera, también vivió su confinamiento. Nada de rosas y flores.  Sin embargo, nada ni nadie pudo impedir que Él naciera. En la adversidad y contradicción de la historia, Dios ha nacido y sigue naciendo.

Este año hemos resentido el hecho de no poder encontrarnos y estar con nuestros seres queridos. Algunos, en estas fiestas seguramente, tampoco podrán reunirse con toda la familia. Nuestras ganas de encuentro y abrazos nos hacen comulgar con el deseo de Dios de cercanía y relación con nosotros, sus hijos. Él no soportaba la distancia con el ser humano. Quería y deseaba compartir la vida con nosotros: Vivir y estar con nosotros. Por este motivo hizo la locura más grande que se pueda imaginar: se hizo hombre. Navidad es la venida del Emmanuel, Dios con nosotros, ayer, hoy y siempre.

Deseamos de todo corazón a nuestra Familia Misionera repartida por el mundo, amigos y colaboradores unas felices fiestas. Que la llegada del Niño Jesús a cada hogar, sea el abrazo entrañable que tanto anhelamos todos en este tiempo.

¡FELIZ NAVIDAD!

Equipo Base