“Nosotros nunca hemos vivido la misión”, “Antes, eran los misioneros los que venían y nos reunían en las iglesias… ¡pero ahora la cosas han cambiado!”, “Van a pensar que somos una secta” … Estas fueron algunas de las expresiones de la gente de la parroquia cuando su sacerdote les propuso vivir la misión. ¡Y es normal! Les aseguramos que tendríamos un taller para prepararnos y que el Señor cumple su promesa de que estará con nosotros todos los días…
Así que, con ocasión de la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo, o como la conocen acá, “La fiesta de las Candelas”, estuvimos una semana visitando la Parroquia de San Pedro. Empezamos cada día con un momento de oración, después nos dividíamos en equipos de dos dos, o de tres para visitar las casas. Una gran sonrisa y una simple presentación, “Venimos de la parroquia … soy su vecino”, o, “vivo en este barrio” ¡y queremos desearle una feliz fiesta de las candelas!”. La conversación continuaba según el interés o las preguntas de las personas. Al marcharnos regalábamos una velita, una tarjeta y la invitación a ver juntos el último documental de “Lourdes”. Nos encontramos con los niños de catequesis, fuimos a la escuela a visitar las clases y rezamos con el grupo que, todos los jueves, ora por sus sacerdotes…
¿Cuál fue el resultado? “Estoy feliz de haber participado, os agradezco de corazón vuestra dedicación ¡y estoy listo para nuevas aventuras”! (Pierre). “Cuando nos respondieron: No nos interesa, me dije: ojalá que la alegría del Evangelio nos dé fuerza para poder abrir todas las puertas” (Lydia); “Me sorprendió encontrar tanta soledad y sufrimiento, Dios nos necesita para llegar a cada persona”; “fui a la oración, sin la decisión de ir a las casas; pero al vernos reunidos en la iglesia, orando y escuchando la Palabra, la misión cobraba todo su sentido. Y, espontáneamente, me ofrecí para continuar los otros días. ¡Bella experiencia que no dudamos en renovar! (Marie Ange y Gerard)
¡Y la aventura continuará!
Catherine, Maria Jo y Chole