«Levántate, vos sos mi esperanza»

Hola mi nombre es Gabriela, y quiero compartirles mi testimonio del retiro On-line que preparamos juntos la Comunidad Servidores del Evangelio y el grupo JuSeM, que son los jóvenes que vienen caminando con la comunidad  al que yo pertenezco.

Este año recibí con otros chicos la “Formación Misionera JuSeM”, en la cual nos formábamos como jóvenes misioneros. Esta formación nos iba a servir para un día preparar un momento de evangelización. Cuando nos propusieron preparar un retiro On-line lo sentí como algo sorpresivo. Todos lo acogimos con emoción, con entusiasmo.

A cada una de los JuSeM se nos pidió preparar nuestro testimonio de fe en un video. Cada una se tomó su tiempo de preparar el espacio para este video: todos los detalles de la luz, el sonido,.. nos apoyábamos mutuamente en la elaboración. Lo que no me cabe duda es que cada una lo preparó con el corazón lleno de nombres, con el corazón lleno de amor. Para mí fue una experiencia hermosa poder preparar mi testimonio y grabarlo con la compañía de otra chica JuSeM del equipo. Ayudarnos mutuamente fue un momento muy divertido que siempre voy atesorar en mi corazón.

Cuando llegó el esperado fin de semana del retiro on-line “Levántate”, que vivimos del seis al nueve de noviembre, se habían inscrito alrededor cincuenta jóvenes. A todos ellos les enviamos los videos de reflexión a lo largo del fin de semana. Vino el primer momento de compartir por Zoom. Estábamos divididos por grupos y cada uno tenía como responsable a un joven JuSeM. En ese momento quizá me dejé llevar por mis nervios, soy una primeriza en esto de dirigir y romper el hielo. Pero gracias a Dios todo salió bien y cada chico y chica compartió su experiencia del retiro. En esos momentos uno se siente pleno, al menos yo me sentí muy plena, porque quizá el tímido que tal vez piensa que no tiene mucho para decir o compartir termina siendo aquel que nos conmueve y nos interpela.

Debo decir que ver a cada una de mis compañeras JuSeM y escuchar sus testimonios, me llenó de orgullo.  Me sentía como una mamá que se emociona porque ve que van creciendo sus hijos y que ese testimonio de vida se va haciendo más grande.

Qué alegría es compartir a Jesús, que al fin y al cabo es él como pan de vida que se parte y se reparte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ula doniecka«Levántate, vos sos mi esperanza»