¡La Resurrección de Jesús es así!

Soy Kim Hyeji, también conocida como Clara (mi nombre de bautismo) y vivo en Corea. Como joven SMY, estoy caminando con la Comunidad. Hoy quiero compartirte mi experiencia de Resurrección y el fruto de vida que he podido sentir a través de las actividades misioneras.

Hace tres años hice el programa Discovery. Cuando se terminó, tres de las que hicimos el programa, quisimos conocer más la espiritualidad de la Comunidad. Así que, continuamos como una pequeña comunidad de fe y oración, llamada «Estrellas del Señor de la Misericordia» (‘Jajubyeol´ en coreano). Nos reunimos una vez al mes para compartir nuestras vidas y la experiencia de Dios, comer comida muy rica y disfrutar de la amistad.

El año pasado, participé como staff en el Nikkan, un programa de intercambio entre jóvenes de Corea y de Japón. Aunque Corea y Japón son dos países geográficamente muy cercanos, históricamente su relación está muy “manchada”. En el Nikkan hubo un día que visitamos la prisión de Seodaemun con los amigos japoneses, y ese día yo era responsable de la oración de la mañana. Como durante la ocupación japonesa en Corea, en la primera mitad del siglo XX, la prisión de Seodaemun fue el lugar donde encarcelaban a los independentistas coreanos, les torturaban y recibían todo tipo de abusos por parte de los japoneses, pensé que esta visita podría ser dolorosa para los participantes de ambos países. Mientras buscaba algo que nos pudiera ayudar, recordé lo que habíamos orado muchas veces en nuestro grupo. Y esto es lo quiero compartir contigo.

Son unas palabras del Papa Francisco en Evangelii gaudium, num. 276. “La resurrección de Cristo no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la Resurrección. Es una fuerza imparable. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible.”

Aquella mañana oramos todos juntos pidiendo poder sentir esta fuerza de vida en lugares donde todo parece estar muerto. Aquel día, escuchando a mis amigos compartir, sentí: «¡Ah, es así como se logra la paz en el mundo! ¡La Resurrección de Jesús es así!»

Vivimos en un mundo cada vez más lleno de dolor y de muerte. Yo también quiero ser un pequeño instrumento de esta Resurrección.

Clara South Korea

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