La llamada del Amor desde la Cruz
Me bautizaron a los tres años. Fue durante mi último año de instituto cuando, por primera vez en mi vida, empecé a pensar seriamente en el sentido de la vida. Os quiero contar como llegué a experimentar la llamada del Amor desde la Cruz.
Entre las muchas cosas que me planteé, recordé que me bautizaron como católica, lo que no es tan común en Japón. En Japón, los católicos son el 0,3% de la población. Me di cuenta de que, aunque creía en Dios, no sabía quién era. Ahí, surgió mi deseo de querer saber quién es Jesús.
Una de las actividades juveniles católicas en las que participé fue de la comunidad misionera a la que pertenezco ahora. Me invitaron a participar en un Encuentro durante la Semana Santa en Filipinas. Allí, los misioneros consagrados que dedicaron su vida a la Evangelización y jóvenes locales, compartieron sobre el significado de la Semana Santa y su experiencia sobre el Amor de Dios.
Era Viernes Santo cuando un sacerdote misionero hablaba de su propia experiencia del amor de Dios. Señaló una pared donde Jesús fue crucificado y dijo: «¿No sientes nada al ver a Jesús en la Cruz? Está ahí por amor a nosotros». Yo pensé: «Sinceramente, no siento nada», ya que ver un Crucifijo en la pared me había resultado familiar.
Me di cuenta de que creo en Dios, pero nunca había conocido ni experimentado el Amor de Dios. LLegó la Vigilia Pascual un momento de recibir el Sacramento del Perdón. Decidí hablar con sinceridad a Dios a través del sacerdote, por muy avergonzada que me sentía. Entonces, dije: «Si el amor de Dios existe, y si Él me ha amado todo este tiempo, entonces perdóname por no conocer ese amor».
Después de recibir la absolución, fue como si Jesús me dijera desde la Cruz: «El amor que buscas está aquí». Jesús está herido porque yo buscaba Su Amor en otras cosas y personas, pero está contento de que yo haya experimentado Su amor.
Cuando experimenté esto, sentí una paz profunda como si me renovara a través de este Amor. Al mismo tiempo, quise compartir este Amor.
Han pasado 25 años desde entonces. Momoko Nishimura, S.E.M.D