La Iglesia como una familia

Al participar de las seis conferencias del ciclo: “Iglesia, levántate y vete” he experimentado muchas emociones. Tristeza por considerar que a la Iglesia le falta mucho para ser una familia, en la que cada uno pueda ser acogido, amado y respetado. Alegría por aquello que escuchaba como visión y verdad de la Iglesia. La iglesia es misionera, sinodal, evangélica, descomplicada, pobre, misericordiosa, abierta, cercana y llena de ternura. Una iglesia así, es la que deseo. De una Iglesia así, quiero ser parte.

Que se puede hacer

¿Qué puedo hacer para que la Iglesia pueda ser así?

Juzgar, criticar, protestar, la tristeza y la frustración,… no conducen a nada.

Lo que depende de mí es que yo, como miembro de la Iglesia, cambie yo. Puedo evitar las peleas y ser una persona que incluye a los otros y rescata todo lo que se puede rescatar. Puedo vivir con un espíritu de hermano de todos, tal como los hizo San Francisco de Asís. Él vivió evangélicamente en una Iglesia que en su tiempo no era evangélica. Carlos de Foucauld falleció sin haber cumplido su sueño de fundar una comunidad pero que después de su muerte inspiró a muchos que vivieron de la manera que él había soñado.  Así pues, vale la pena tener sueños y cuidarlos, ofrecérselos a Dios y tener esperanza. Y puede ser que como Simeón antes de morir veamos la salvación. La Iglesia será una familia. O puede ser que nuestro sueño se cumpla después de nuestra muerte como les ha pasado a muchos como a santa Faustina o al beato Miguel Sopoćko

Estoy muy agradecido de haber tenido la posibilidad en las conferencias de ver a gente que vive con pasión. Guiados por el fuego del Espíritu Santo, que no permite rendirse y anima a continuar caminando.

Hay en el mundo mucha gente maravillosa, que son testigos de Cristo, miembros de una Iglesia viva. También hay miembros de la Iglesia que ya no tienen nada que decirle al mundo. Son sal que ha perdido el sabor y no sirve para nada. Lo que depende de mí es que preste mi atención a lo que el espíritu me pueda inspirar.

 

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