Joven, ¡levántate!
El domingo 30 de octubre celebramos el Día de los Jóvenes en nuestra diócesis, en el santuario de Solmoe. El lema fue Joven, ¡levántate! (Lc 7,14). Después del accidente en Itaewon (Seúl), la noche anterior, donde murieron muchísimos jóvenes, fue un día de empaparnos de esperanza y disfrutar a pleno pulmón de todo lo que se había preparado. Y también de rezar por las víctimas del accidente y sus familias. Hwang Ui Cheol (Pedro, de nombre católico), que nos ayudó en los programas, nos comparte su experiencia.
Nada más abrir los ojos ese día, vi la noticia del accidente en Itaewon. Y con el corazón muy triste salimos hacia el santuario de Solmoe. Al llegar, decoramos nuestro puesto y dejamos todo preparado. A las 11h participamos en la Misa, en la que rezamos por las víctimas del accidente y sus familias. Por la tarde comenzaron las actividades y juegos en los distintos puestos, también en el nuestro. Acertijos sobre la vida de las misioneras, juegos acerca de los países donde han estado de misión, un espacio de compartir personal en el que estaba Ester… Mi misión ese día fue presentar nuestra Comunidad de Servidores del Evangelio y los programas y actividades que estamos haciendo para los jóvenes.
Participaron en este evento entre 700 y 800 jóvenes. Aunque la mayoría eran de nuestra diócesis, muchos todavía no conocían la Comunidad. Así que puse alma y corazón en darla a conocer. Personalmente el color más claro que tiene la Comunidad lo expresan las palabras “libertad” y “paz”. Porque siento que es una comunidad que, más que nadie, vive libre y feliz en medio de una sociedad endurecida y sin compasión, como es la de Corea. Y me encantaría que muchos más jóvenes pudieran conocerla y disfrutar al máximo de esta libertad y esta paz.
Fue un día en el que pudimos experimentar una vitalidad impresionante. En mi corazón había sentimientos muy contradictorios por al accidente de Itaewon, pero justo esto me hizo también dar lo mejor de mí ahí donde estaba y rezar. Una de las palabras que dijo el obispo en la misa tocaron con fuerza mi corazón: “Los errores de los jóvenes son algo normal y su vitalidad es su arma más potente”.
Los jóvenes, y en ellos me incluyo yo también, preocupados por un futuro incierto, a veces pierden la confianza y deambulan como a la deriva. Sin embargo, su fuerza, la vitalidad y pasión que tienen, es su arma más poderosa y un impulso enorme. Por eso me gustaría que, en medio incluso de situaciones muy difíciles, no perdamos la confianza en nosotros mismos y no dejemos de actuar según pensamos. Joven, ¡levántate!
Hwang Ui Cheol, Pedro (SMY de Corea del Sur)