¿Hora de sonar la alarma?

Semilla del verbo 9

No sé qué pensáis, pero ¿es normal que un jugador de futbol, ante la posibilidad de fichar por otro equipo, reciba amenazas de muerte? ¿O que a otro, por hablar bien de su actual equipo, le arranquen la placa conmemorativa del suelo? Yo creo que eso es pasarse y mucho… ¿Y el fenómeno hater? ¡Gente que se dedica a difamar o a criticar destructivamente a otros en las redes sociales! No sé qué pensar, ¿acaso estamos ante una cultura del odio?

De hecho, la historia nos enseña cómo el odio ha sido motor de crímenes abominables contra un determinado grupo social, religioso, político o ideológico. ¿No estamos cayendo en lo mismo? Y sin llegar al odio, la discriminación sufrida en la Unión Europea entre inmigrantes del Este y otros de procedencia africana o de medio-oriente no nos deja en mejor lugar.  Varias ONG han protestado con fuerza  y con razón.

Bajando la cosa a mi entorno, hace poco un matrimonio amigo con sus hijos de ocho y diez años, tomaban el pelo al más pequeño. Yo le pregunté: «Enzo, ¿qué piensas de lo que te dicen?» Él contestó: « ¡Los odio a todos!» Por supuesto que no lo decía en serio, pero la palabra odio ya forma parte de nuestro vocabulario familiar. Por eso me llama la atención un trozo de canción de Miss Caffeina: «Negarse a odiar es revolucionario. Entre tanto ruido de gritos y de estadio ¡Me niego a odiar!»

Si miramos la RAE: “Odio” significa “antipatía y aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea”. La psicología actual va más allá: no basta la aversión. El odio busca eliminar lo que genera disgusto. ¿Y si lo que genera disgusto es alguien diferente a mí? ¿Qué hacemos con el “antipático” y que además no piensa igual? De ahí a convertirse en “enemigos” no hay más que un pasito… A lo mejor, la homofobia, la violencia de género o la xenofobia, tan presentes por desgracia en los informativos, nos hablan de la obsesión que padecen tantos de nuestros países …

Y, ante esto, cada uno elige … Yo como Miss Caffeina, «¡Me niego a odiar!» Y ojalá seamos muchos porque nuestro mundo está cansado del “ojo por ojo”. Como decía Gandhi: « ¡Ojo por ojo y el mundo acabará ciego!»

Rosario Garrido

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