Hechos para la paz

La Misión Asiática es un acontecimiento importante en el que jóvenes

3 marzo, 2025
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  • Filipinas

La Misión Asiática es un acontecimiento importante en el que jóvenes de distintas partes de Asia, en particular de Filipinas, Corea y Japón, se reúnen con un propósito común. Este año, 7ª Misión Asiática tuvo como tema «HECHOS PARA UNA MISIÓN, HECHOS PARA LA PAZ». Tuvo lugar en la región de Malasiqui, Bayambang, y San Carlos City, Pangasinan, del 9 al 16 de febrero. Fue una oportunidad para difundir la paz ofreciendo pequeños actos de servicio a los demás.

Una oportunidad de crecimiento

La misión de este año ha sido una experiencia totalmente nueva para mí. Hasta ahora había participado como una más, pero esta vez formé parte del equipo de preparación. Cuando pienso en estos días vividos, me doy cuenta de todo lo que he recibido a través de esta misión. No se trató sólo de servir a los demás. Fue conectar con los otros jóvenes junto con los que camino, fortalecer mi fe y sentir el amor, la aceptación y el aprecio en los momentos difíciles. Por eso, esta misión fue diferente: se convirtió en una oportunidad de crecimiento personal y espiritual, como miembro de los JuSeM (Juventud Servidora en misión), y de darme cuenta de cómo Dios trabaja en mí. Siempre me asombra que pueda hacer cosas que antes pensaba que no podía hacer.

«Nos mostró una gran sonrisa»

Durante la visita a las familias en San Carlos City, Pangasinan, conocí a una madre cuyos hijos trabajan para sus parientes, para ayudar a pagar su educación. Me sentí triste por su situación, pero la madre nos mostró una gran sonrisa en su rostro mientras nos hablaba de cómo Dios sigue siendo bueno con ellos, en medio de las luchas, dolor y sufrimientos que vivien. Y eso es el amor: encontrar a Dios en medio de esas dificultades y seguir amando incondicionalmente.

El amor de Dios brilla siempre

Los desafíos de la vida pueden ser abrumadores. Pero incluso en nuestros momentos más difíciles, el amor de Dios brilla. Él no promete una vida sin luchas, pero promete Su presencia y paz a través de ellas. Cuando nos mantenemos agradecidos y fieles, incluso en las dificultades, podemos experimentar Su amor de forma increíble. A través de simples actos de bondad, nos convertimos en instrumentos de ese amor y esperanza para los demás. No importa a qué nos enfrentemos. La paz de Dios siempre está a nuestro alcance, y al compartirla, llevamos luz al mundo que nos rodea. ¡Estamos hechos para la paz!

Monica S. De Vera (JuSeM de Filipinas)

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