Haz lo sencillo, que no es fácil
Este año Dios me invitaba a mirar hacia mi interior. Con la entrada a la vida universitaria se ponía en juego mi capacidad de libertad. En el encuentro de jóvenes Wake Up 2020: “Somos esperanza”, Dios me ha regalado en este sentido una lección para mi vida: cuando pienso demasiado en las cosas que quiero o pienso que debo sentir, acabo sin sentir, y por tanto, sin vivir. Este tiempo de reflexión me ha servido para darme cuenta de que cuantas más vueltas la doy a la cabeza sobre cualquier tema que tenga que ver con mi vocación, mi futuro o mis sentimientos, más condicionamientos van a aparecer para no llevar a cabo dicho proyecto y, por tanto, me quedaré en el mismo sitio sin vivir cosa alguna y sin tomar decisión alguna.
Una vez más Dios venía a responder a mi corazón con lo que considero mi musa de la inspiración, que es la capacidad que me ha dado para reflexionar y sacar conclusiones que brotan de mi interior. Él me ha regalado esta conclusión: “haz lo sencillo, que no es fácil”. Esta idea de vivir a partir de lo sencillo proviene de Él, pues los seres humanos siempre tendemos a organizar todo en cajones, como si nuestra vida dependiera de muy pocos factores y al final nos vamos complicando la vida cada día más. Pero, ¿y si lo hacemos sencillo? ¿Y si dejo que Dios actúe en mi? Pues la verdad es que quiero vivir así y quiero dejar de razonar tanto para que mi alma tome parte en las decisiones de mi viaje, tanto las grandes como en las insignificantes sin darme tantas vueltas.
Siento que deseo empezar a poner mucha confianza en Dios, lo que para mí significa vivir con paz interior. De esta forma, espero que mi vida tenga la dirección que Dios tiene preparada para mí y poder ser feliz cumpliendo con mi vocación sencillamente.
Dani