En la cultura líquida en la que vivimos se nos invita a fluir y a comprender la vida solamente en su dimensión actual. Y, es verdad, porque el único momento que poseemos es el actual. Pero también es verdad que la sucesión de momentos actuales se dirige a una meta, y, construyen toda una vida. Nos podemos preguntar, ¿Hacia dónde nos dirigimos?
La sucesión de momentos actuales de Jesús le llevó a entregar la vida en un momento puntual y a que no se la quitaran.
Cuando sufrimos la perdida de seres queridos que han vivido una vida larga podemos observar que su vida ha tenido una dirección que ha merecido la pena. Eso nos llena de sentido y alegría. Por ello qué importante es reflexionar por un momento, ¿hacia dónde nos dirigimos? ¿Hacia dónde se dirige mi vida? ¿hacia dónde se dirige la Cuaresma?
De la Cuaresma que es camino llegamos a la Pascua que es paso. Paso de “este mundo al Padre” dice Jesús. Nuestra meta, nuestro destino está en Dios, en los brazos del Padre. Jesús nos prepara el camino, y la morada.
¿Y nosotros? ¿preparamos ese destino como nuestro lugar definitivo?
Te invito a reflexionar sobre ello porque este tema es uno de los más tabú de nuestra sociedad. En la pandemia la realidad se impuso conmoviendo a la sociedad y al mundo, porque puso esta realidad tan de relieve que era imposible no verla.
Actualmente se vuelve a ocultar y evadir. Sin embrago, la muerte es lo más real que tenemos, pero qué distinto verla como un destino o como un paso hacia Alguien y algo maravilloso.
Que podamos levantar la mirada y descubrir lo eterno esta Semana Santa.
Mónica Arca SEMD Madrid
Si perdiste al última AQUI
No comments yet.