La encíclica Fratelli Tutti nos ha abierto horizontes en Tokio. El fin de semana del 26 al 27 de junio hemos tenido una convivencia con el lema “Llegar a ser hermanos”. Diez jóvenes, seis por zoom y cuatro de manera presencial, más cuatro misioneras hemos abierto las puertas a la realidad de otros países para hacer espacio en nuestro corazón a esos hermanos que parece que están lejos, pero están muy cerca de nosotros en la realidad del Cuerpo de Cristo.
Testimonio desde Venezuela
Tuvimos la oportunidad de escuchar el testimonio de Danny, que nos situaba sobre la realidad dolorosa de su país, Venezuela. Ella tiene la llamada de retomar su vida misionera en Japón, en cuanto la situación lo permita. A los jóvenes les impactó, por un lado, poder conocer de primera mano la situación de un país del que saben tan poco y también el deseo de Danny de volver a Japón, a pesar de que en este momento aparentemente sería más necesaria su presencia en su país de origen.
Testimonio de Japón
Tenemos una escuela de apóstoles, a la que llamamos Seminario. Una joven que participa nos contó que cuando nos dejamos tocar y curar por Jesús, Él nos capacita para amar. Lo hizo desde su experiencia personal en su relación con los compañeros de trabajo. Ella veía como imposibilidad que podamos ser hermanos con los compañeros, pero reconocía que, unida a Él pese a nuestras diferencias y distancias, conseguimos hacer un espacio en nuestro corazón para que el otro pueda entrar.
Conflicto Israel-Palestina
Por la noche nos acercamos a otra realidad: la del conflicto entre Israel y Palestina. Hemos conocido el contexto de este prolongado enfrentamiento y después hemos tenido una vigilia de oración, donde cada uno fue rezando por los países del mundo que están pasando por situaciones de guerra o de crisis política y económica.
Durante la mañana del domingo, Fratelli Tutti y el evangelio del Buen Samaritano nos ayudaron a descubrir la necesidad de la comunidad en nuestra vida para poder convertirnos en hermanos unos de otros y la necesidad de medios concretos para poner en práctica esta llamada a ser hermanos en nuestra sociedad y en el mundo.
Frutos del fin de semana
Qué fruto ha dejado este fin de semana en los chicos: Lo primero, conocer realidades del mundo que desconocían. Algo muy importante: despertar a una sensibilidad más fina para reconocer en el otro a un prójimo, sobre todo cuando se trata de una persona a la que nos cuesta acercarnos, o que está en situación de mayor fragilidad. Otro fruto ha sido tomar conciencia de cómo en nuestra sociedad es necesario ir contracorriente para vivir como hermanos. Jesús nos envía a este mundo para hacer algo muy distinto a otras propuestas: ser fraternos. Al final de nuestro encuentro construimos online una tarjeta gigante en la que cada uno escribió los pasos concretos que quería dar para vivir como hermanos en la vida cotidiana.
Nuestra hermana Momoko ha traducido al japonés Fratelli Tutti, a petición de la Conferencia Episcopal. En breve la van a publicar. Esperamos que sea un impulso grande para que los jóvenes. Que en ella puedan descubrir que la vivencia de la fraternidad, la solidaridad y el espíritu de compartir y de cuidar son la clave para superar las graves crisis con las que nos enfrentamos en el mundo actual.
Paula Gomes