Entusiasmado con la Escuela de Evangelización
El primer día de la Escuela de Evangelización me dejó una muy buena impresión. Me sorprendió ver una libertad y vivacidad nueva, difícil de encontrar en la Iglesia hoy en día. Una libertad novedosa dentro de las formas y solemnidad orientales, y a la vez, llena de respecto mutuo y amor cálido. Además, las misioneras, que han crecido en países católicos y están ya familiarizadas con el idioma coreano, creaban ambiente en el que poder compartir con naturalidad experiencias y sentimientos, más allá de las barreras culturales. Tengo que reconocer que me quedé entusiasmado con la Escuela de Evangelización.
Nos juntamos una vez al mes, y en cada encuentro, las misioneras nos comparten una charla sobre un tema concreto. Estas charlas impregnadas de experiencias de la vida cotidiana, me hacen reflexionar profundamente sobre mí mismo y escuchar atentamente el compartir de cada uno de mis compañeros. Hay también un momento de compartir en grupos pequeños, en el que muchas veces nos emocionamos escuchando al otro compartir sus propias heridas, o nos animamos mutuamente al ver los pasitos hacia adelante que cada uno vamos dando. Este ambiente nos hizo “desarmarnos” completamente desde el primer día y compartir entre nosotros como si fuéramos viejos amigos de toda la vida.
Cada vez que nos reunimos experimento como se hacen vida las palabras de San Agustín en su Homilía sobre la Epístola de Juan: «Ama, y haz lo que quieras; cierra la boca, pero hazlo con amor; habla, pero habla con amor». Voy comprendiendo lo que significa vivir la misericordia, ser misericordioso como Dios es misericordioso. Estoy aprendiendo a ver las diferencias entre nosotros y a descubrir los dones de cada uno, sin prejuicios y con una mente abierta que quiere comprender. «¡Así es la comunidad cristiana!. Ahora sé lo que significa encontrarme y encontrarnos. Esto es el amor al prójimo y la misión».
En cada encuentro de la Escuela de Evangelización puedo experimentar una alegría que llena el corazón. Y, viendo la transformación de cada uno, siento cómo nos vamos convirtiendo en el aroma de Cristo. Realmente la cultura cristiana, suscitada por los misioneros laicos, se está propagando entre nosotros y nos empapa. Por eso no puedo dejar de decir que estoy entusiasmado con la Escuela de Evangelización.
Jangseob Lee, Isidoro (6º grupo de la Escuela de Evangelización en Corea del Sur)