Del pánico al plan: experiencia de la cuarentena para Aga

En esta ocasión nos comparte Aga como pasó de tener pánico,

30 marzo, 2020
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  • POLONIA

En esta ocasión nos comparte Aga como pasó de tener pánico, en esta cuarentena impuesta por el coronavirus, a tener un plan.

Soy Aga, tengo 21 años y vivo en Gdansk. Cuando escuché que teníamos que estar al menos , dos semanas en cuarentena me entró pánico. ¿Tanto tiempo sin salir de fiesta con mis amigos, ni poder encontrarme con ellos? ¿Estar en el mismo lugar durante tanto tiempo con mis padres y mis hermanos (que tengo seis y ¡dos de ellos en la edad del pavo!)? Me saltaron las lágrimas de un miedo, que penetraba todo mi cuerpo. Sin embargo, esa misma noche empecé a pensar en cómo iba a ser esto y llegué a la conclusión de que necesitaba un plan. Ya que estoy en una situación que no puedo cambiar, puedo al menos intentar aprovecharla en la medida de mis posibilidades. Así pues, me busqué nuevas aficiones: empecé a bordar, a participar por facebook en sesiones de yoga… me propuse de una vez sentarme con las matemáticas, que hacía tiempo me estaban esperando.

En este corto tiempo me he enterado de lo que viven mis hermanos más que en los últimos meses (de verdad, os sorprenderíais de con cuántas chicas ha salido ya mi hermano de quince años). Me apunté como voluntaria para hacer la compra a personas mayores durante el tiempo de epidemia pensando que era la excusa ideal para salir de casa y que, a la vez, hacía algo bueno por los demás. La mirada de agradecimiento de esa viejecita por la que estuve media hora bajo la lluvia haciendo cola para entrar a una farmacia, fue para mí un super premio. También estoy teniendo la oportunidad de pasar largos ratos a solas conmigo misma. Mientras bordo tengo tiempo para pensar en cosas en las que no me hubiera detenido a pensar si no tuviera tanto tiempo.

No sé dónde, creo que en internet, leí algo que decidí tomar como guía para este tiempo:

Quedarse en casa durante las próximas dos semanas es expresión de solidaridad universal, de humanismo profundo, de responsabilidad frente al destino de otras personas, es una oportunidad para demostrar la propia madurez intelectual y emocional y una ocasión para el desarrollo integral a través de la lectura, los clásicos del cine, y la propia actividad creativa. También es una forma de amor al prójimo, una consecuencia práctica del quinto mandamiento, una gran oportunidad para que en esta Cuaresma profundices en la vida interior.

Agnieszka Kwiatek

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