Contrapeso a la «pesadilla» del coronavirus: oración, fraternidad y misión

  ¿Cómo vivimos el confinamiento en Togo? Cristina, María y yo,

13 mayo, 2020

 

¿Cómo vivimos el confinamiento en Togo?

Cristina, María y yo, Christa, que estamos confinadas en Dapaong, nos ocupamos en las tareas  de casa como la cocina, el jardín…  Aprovechamos que pasamos dentro más tiempo para plantar los árboles de nuestro futuro centro misionero. Pero eso no es todo. Aquí el confinamiento no es estricto, ya que la gente tiene que vender sus mercancías para ganarse el pan del día. Salimos una vez al día para hacer la compra y un poco de  deporte. De vez en cuando nos encontramos con alguno de “nuestros” jóvenes: los chicos del grupo de  Jóvenes Servidores y los que frecuentan la Biblioteca “Hogar de los jóvenes” en la que trabajamos. ¡Los echamos tanto de menos! Por eso nos alegra y nos da ánimo encontrarlos, aunque sea de pasada.

Al mismo tiempo nos duele saber que a ellos esta situación les cuesta sobretodo porque que les es difícil estudiar sin ir al colegio o a la biblioteca y porque no pueden encontrarse con los otros. Eso nos impulsa a seguir acompañándolos.  Les enviamos mensajes de ánimo y una reflexión cortita que pueda ayudarles en su oración. Esto lo mandamos por whatsapp en el mejor de los casos, porque no todos lo tienen y por mensaje de texto a otros. Y para los que ni teléfono tienen les hacemos llegar como sea una hojita de papel que repartimos por las casas. Alguna vez se han comunicado con nosotras para compartirnos su oración. Les ayuda lo que les enviamos y sobretodo el hecho de que los tengamos tan presentes.

Es precisamente la oración lo que más nos sostiene en este momento: buscamos a Jesús como lo hizo María Magdalena en el sepulcro de este tiempo de Covid y cada mañana Él se ingenia la manera de decirnos que no está en el sepulcro, sino que está vivo. Como sus discípulos, aprendemos a  buscarlo y a amarlo en Galilea, que es nuestra vida cotidiana y nuestras relaciones tal  y como ahora pueden vivirse. Así es como sentimos que se contrapesa esta “pesadilla” del corona-virus, que está avanzando calladamente por nuestra región. Sigamos rezando.

Muy unidas

Christa

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