Soy Daniela, tengo 29 años, soy trabajadora social y hace nueve meses llegamos acá a España mi esposo y yo. Conocí la comunidad en Colombia y hace tres años hicimos los compromisos como servidores. Hemos participado de Pentecostés con el lema: Contigo somos más fuertes.
convocatoria
Desde la convocatoria, el encuentro de Pentecostés se había anunciado como un espacio para toda la familia y por alguna intuición, quisimos contribuir con la preparación llevando algunos juegos. Hace once años participamos con la Comunidad y nos encanta animar y dinamizar los grupos.
A diferencia de otros encuentros de la Comunidad en los que tengo grandes deseos de encontrarme con Dios; para aquel día tenía más un deseo de encontrarme con los otros. Y así llegué, con el corazón como estaba y tal vez con un señalamiento a mi misma por sentirme así. Pero así pensamos nosotros, afortunadamente Dios teje nuestra vida con otra mirada…
Pero fue solo llegar, y sentir el abrazo de acogida o ver la alegría de los que llegan y se saludan, así como la disposición de todos al Espíritu, a disfrutar con alegría y a dar con generosidad lo que tienen. Y se me fue contagiando su sed, sus búsquedas. El primer regalo fue recordar que Dios nos da hermanos porque nos atrae con con lazos de amor humano (Os, 11, 4). No es fortuito que me buscara esta vez a través de la sed del encuentro con otros, porque Él mismo se me dio a través de los otros.
El segundo regalo fue comprender, que el Espíritu Santo llegó cuando todos estaban reunidos (Hech 2, 1), en Jerusalén y en este momento en Espinosa, porque el obrar de Dios se manifiesta en el otro: la comunidad es sustrato de la fe cristiana porque es el espacio para que esos dones que recibimos del Espíritu Santo, den sus frutos. En comunidad somos testigos los unos de los otros del camino de cada uno.
final
Finalmente aquél encuentro resultó ser un don, pero también una invitación a permanecer e ir más allá de la pobreza de cada uno, que aunque no es poca cosa, es la única forma en la que podemos recordar el barro del que estamos hechos y ver la necesidad de Dios: Contigo SOMOS fuertes.