
Testimonio vocacional 3. 2025
¿Cómo empezó toda esta aventura?
¡Hola a todos! Me llamo Kari, nací en Argentina y desde hace cinco años vivo en Colombia. Nunca me imaginé que iba a vivir en este lugar, mejor aún nunca me imaginé que iba a ser misionera. Pero ¿Cómo empezó toda esta aventura?
Tuve el regalo de conocer a Dios más de cerca a los quince años cuando empecé el curso de confirmación, luego participé de los grupos juveniles de la parroquia y soñaba con un proyecto de familia y trabajar de como profesora de educación física. Pero Dios tiene sus caminos, como dice su Palabra: “Pues sus proyectos no son los míos, y mis caminos no son los mismos de ustedes”. (Is 55, 8-9). Les puedo decir que esta Palabra se hizo realidad en mi vida.
¿Cómo empezó toda esta aventura?
Me pidieron, como docente, acompañar a un grupo de alumnos para que tengan una experiencia de misión, en una zona rural muy alejada y con muy pocos recursos materiales, pero con mucha fe.
Cuando visitábamos con los alumnos las casas, algunas de ellas incluso sin piso, sobre la tierra, y les proponíamos hacer alguna oración, me sorprendía que la gente no pedía a Dios, sino agradecía por lo que tenía, la familia, la salud, incluso la casa. Yo no podía entender de dónde les surgía esta gratitud. Con el tiempo comprendí que no tenían cosas materiales, pero sí una experiencia de Dios en su corazón. Por eso lo tenían todo. Me di cuenta que esa experiencia lo cambia todo y surgió en mí el deseo de que todos puedan conocer a Dios. Cuando volví de esa misión las cosas ya no volvieron a ser igual, yo quería volver a vivir esa experiencia, pero no sólo en un momento, una o dos semanas en el año, sino siempre.
Sin que me diera cuenta, Dios en esa misión puso en mi la intuición de la vocación a la vida misionera. Comencé un camino de discernimiento de varios años. Rezando la cita bíblica: “¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a si mismo?” (Mt 16,26) comprendí que valía la pena renunciar a mi proyecto inicial para seguir a Jesús. Mi corazón está hecho para Él. Por eso entré en el noviciado de la Comunidad.
Soy feliz por haber encontrado mi lugar, en un proyecto que no me hubiese imaginado, pero que fue lo mejor que me pudo pasar. Enamorarme de Jesús y dejarlo todo por Él, para que muchas personas lo puedan conocer. Estoy convencida de que Dios sigue llamando a muchas personas, como me pasó a mí. ¿Te animas a escucharlo?
karina Tocchetton SEMD Colombia


