La opción de “caminar juntos” es un signo profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido, capaz de conseguir el bien de todos; especialmente en un tiempo donde reinan los autoritarismos y las políticas de represión. En este contexto como Iglesia estamos preparando el Sínodo sobre la sinodalidad.
Nuestro Arzobispo Mons. Sócrates B. Villegas convocó en el mes de septiembre del pasado 2021, un equipo formado por dieciocho personas, de las cuales yo soy la única mujer, para preparar este sínodo. ¡Realmente estamos viviendo momentos históricos en la Iglesia Católica! Es la primera vez que un Papa prepara un Sínodo de esta manera. El camino va desde la base hacia arriba, desde el pueblo hacia los obispos y no al revés.
En el documento preparatorio se refleja el gran deseo del Papa de escuchar a todos: No solo a los cristianos o a los que ya están trabajando activamente en la Iglesia. Es necesario escuchar a todos, por eso, el documento nos pide estar “en salida” para recoger la voz de los diferentes sectores. El proceso recorre estos tres verbos: escucha, participación y discernimiento.
Estamos en el proceso de escucha. Todas las reuniones las hemos hecho por zoom debido a la situación de la pandemia. Ha sido un desafío muy grande pero estoy feliz de compartiros que el Espíritu Santo no tiene fronteras y lo está haciendo posible. Me han encargado animar y realizar la presentación para las Religiosas y Consagradas de nuestra Diócesis. He encontrado muy buena acogida y deseos de participar.
Este camino sinodal también lo hemos ido trabajando con los laicos y jóvenes de nuestras capillas. Un domingo, después de la misa, convocamos a que todo el que quisiera pudiera quedarse para recibir la formación sobre el sínodo. Una laica comprometida de la Parroquia central y que se está formando con nosotros, explicó a todos el espíritu del Sínodo y el camino concreto que se ofrece para participar. Después, por grupos, todos contestaron las preguntas de un cuestionario. Los jóvenes desde su mirada de jóvenes, los adultos como adultos,… Los laicos lo han vivido con mucha participación y espíritu de colaboración haciendo suyo este pedido y misión de escucha.
Momentos así nos hacen sentirnos parte de la Iglesia universal en este tiempo. Sumemos nuestro granito de arena en este camino. Hará mucho bien.
Ana Palma