Promesas definitivas de Ceci Pastor en Argentina
Soy Cecilia Pastor, misionera servidora del Evangelio, y el uno de febrero hice mis promesas definitivas de consagración en Argentina. Parece una locura apostar por un amor para siempre en los tiempos que corren: ¿se puede sostener un Sí para siempre? Y más aún: ¿yo podré sostenerlo? Todas esas dudas me han asaltado en momentos del camino, porque no se llega a este paso definitivo de un día para el otro, así como sé que tampoco está todo dicho. Experimenté vértigo frente a este paso, como un nudo en el estómago cuando estás por dar un gran salto. Pero sabía que no doy un salto en el vacío. Hay una historia detrás de este sí.
Mirada que ha conquistado mi corazón
Hay una mirada que ha conquistado mi corazón y hay una red de hermanos que desde el minuto cero han sostenido mi vida. ¿Has experimentado alguna vez que alguien te mira con bondad? ¿Has descubierto una luz nueva en ti a través de esa mirada? No una mirada cualquiera o fugaz. Es una mirada que se detiene, que se posa sobre ti, que no es ingenua, que conoce todo de ti, aun lo más oscuro, lo no amable y que a menudo escondes de los demás… Frente a esa mirada todo puede ser transparente y dejan de ser necesarias las máscaras, porque tu realidad más desnuda, más vulnerable es amada, es comprendida y tratada con bondad.
Bajo esa mirada puedo ser yo misma, y descubrirme de una manera nueva, mucho más plena. Esa ha sido mi experiencia. Con Jesús, que tiene esa mirada, es con quien quiero compartir mi vida… toda mi vida, las alegrías y las tristezas, las luces y las sombras, las noches y los días… Quiero vivir mi vida junto a Él para siempre. Por eso me consagro para siempre, porque no quiero vivir desde otras miradas mías o ajenas que empequeñecen y arrugan el corazón y la vida. Quiero estar bajo esa mirada para que mis ojos se vayan contagiando y puedan ser, cada vez más, reflejo de su bondad que, como yo, tantos necesitan.
Esa mirada no la he descubierto sola, sino caminando con otros, con una familia misionera. Es en esta comunidad misionera “Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios” que acoge mi vida, a la que pertenezco y me pertenece y donde nos sostenemos unos a otros en fidelidad a la propia misión donde este sí se encarna para llegar a muchos.
Ceci Pastor SEMD Argentina



