Semillas del Verbo 30. Una pregunta: ¿cuál ha sido la decisión más fácil de vuestra vida? La mía fue al empezar el bachillerato superior ¿Ciencias o Letras? No lo dudé: Letras. Y la mayoría de mis compañeras, incluida mi gemela, hicieron lo mismo. ¿Por qué? En mi caso porque los números y yo nunca nos hemos llevado bien. Pero en ese tiempo lo normal, sobre todo para las chicas, era eso. Lo femenino y masculino estaba bien definido.
Siempre recordaré nuestro enfado cuando, a la hora de repartir las tareas de la casa, mi hermano siempre salía de rositas. Según la filosofía de mi madre: era un hombre. El pobre no tenía ninguna culpa, era la mentalidad de la época. Sin embargo, esto marcó toda mi generación. Menos mal que las siguientes: generación X, Millennials y generación Z, han salido mejor paradas en gestionar amb@s: la parte masculina y femenina que hay en toda persona. Con todo, creo que todavía tenemos una asignatura pendiente.
Es muy interesante lo que Carmen Estrada, catedrática de Fisiología e investigadora en Neurociencia, dice: “Hay carreras de ciencias bastante equilibradas. Sin embargo, lo que me preocupa es que haya pocos hombres en las carreras que implican cuidados, por ejemplo, enfermería entre otras. Las mujeres, muchas veces, dejan sus carreras para cuidar a un ser querido. Los hombres, sin embargo, en la vida cotidiana necesitan cuidar más”.
No sé qué pensáis, pero yo diría que hay bastante de verdad en estas palabras. Comparado con antes, la mujer ha desarrollado e incorporado a su vida muchos aspectos supuestamente masculinos. Por eso, lo normal sería que el hombre también hiciese suyos los supuestamente femeninos. Muchos ya lo han hecho. Sin embargo, un mayor cuidado en el ámbito familiar, social y global de la vida, sería muy bien recibido.
En mi opinión, la integración de lo femenino y masculino en cada persona es crucial. Ambos son totalmente necesarios Creo honestamente que los jóvenes de la presente generación Alfa, si nos vieran vivir así, crecerían de una forma más equilibrada y feliz. Nuestra experiencia misionera con adolescentes nos dice que ese es el camino. ¿Qué opináis?
Rosario Garrido SEMD España
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