En esta ocasión Juana nos cuenta sobre los ejercicios espirituales de este verano en Espinosa. Déjate sorprender por su atractiva originalidad.
¿Escuchar a Dios? – dijo él.
– ¡Venga ya!- añadió.
– ¡Qué fuerte! ¡Me parece increíble!- respondió ella entre el asombro y la incredulidad.
– Te cuento. – continúo ella:
No fue en Nueva York, Milán o París; sino en un pueblecito perdido de Guadalajara, Espinosa de Henares.
No fue en invierno, ha sido en el cálido y fogoso verano de los corazones, del 23 al 30 de agosto.
Un centenar de personas llegadas desde distintas partes de España y del mundo.
Los que venían por vez primera exclamaban: ¡Son familia!
Éramos muchos pero no había ruido…elegimos el silencio….para escucharlo a Él
¡¡Ejercicios Espirituales!! Orquestados por las misioneras de la Comunidad de Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios.
Y, ¡vaya que desarrollamos el olvidado y hasta atrofiado músculo espiritual!
Cada día las misioneras nos alimentaban con el pan de sus vidas dialogadas con Él. Ellas lo llaman «pautas».¡Nunca probé un manjar igual!
Nos ayudaban a estar delante de Él…y permanecer…hasta el diálogo
¡Qué atractivo es Dios!
Días de silencio sonoro, de sonrisas, de abrazos, de encuentro, que acabaron con fiesta. Fiesta por dentro y fiesta por fuera.
Le escuché, ¿sabes? y hable con Él… y me siento viva, feliz, con deseos de más.
¡Mi músculo espiritual necesitaba estos ejercicios!
Algo nuevo está brotando. ¡¡Y yo lo noto!!