Konnichiwa! Os saludamos desde Japón. Aquí también estamos en estado de alarma por la pandemia y aunque no es obligatorio el confinamiento, se pide desde el gobierno que no salgamos si no es necesario. Por eso, se han parado todas las actividades presenciales de la iglesia, escuelas, universidades y muchos trabajos.Estamos haciendo las actividades online.
En el caso de Japón, en una situación normal la gente tiene muy poco tiempo y les es difícil participar en nuestras actividades. El curso escolar, que normalmente empieza en abril, no ha empezado todavía, así que estamos viviendo un tiempo privilegiado porque todos están en sus casas, tienen más tiempo, y la propuesta de encuentros online hace que esté participando mucha más gente.
Nos encontramos con los jóvenes por zoom para compartir la experiencia de la misión en Filipinas. Lo prepararon con mucha creatividad, exponiendo fotos, videos y compartiendo la experiencia vivida allí.
El fin de semana, 16 y 17 de mayo tuvimos una convivencia online con el tema: “El trabajo” , a petición de algunos jóvenes cristianos, que empiezan a entrar en el mundo laboral y se preguntan cómo vivir como cristianos en ese ambiente. Este es un momento muy apropiado para profundizar juntos sobre el sueño de Dios con el trabajo y el sentido que tiene trabajar.
Muchos participantes decían que era la primera vez que se planteaban el trabajo como colaboración en la obra creadora de Dios y como vocación y que eso les abría un horizonte nuevo. Se han animado a ser libres a la hora de defender la dignidad en el trabajo y a atreverse a emprender proyectos que Dios les va inspirando para responder a las necesidades de los más desfavorecidos. Una chica nos habló de su inquietud de crear una escuela para niños con las dificultades que ella misma de niña había vivido. Otro chico habló de su trabajo con personas que por distintas razones se han sentido excluidas de la sociedad y que ahora se sienten felices.
El sábado 23 de mayo compartimos la experiencia de la peregrinación a Portugal. Lo prepararon los jóvenes que habían participado, en su mayoría no cristianos. Ha sido muy bonito escucharles hablando de lo importante que ha sido para ellos aprender a releer la jornada y compartir con otros lo vivido, y cómo eso les ha marcado y quieren seguir viviéndolo en su día a día.
Creemos que el amor que ponemos en este tiempo está llegando a través del Cuerpo de Cristo a todos los que están necesitando amor, esperanza y paz.
Anetta Plonecka