El día 28 de agosto, en Espinosa de Henares durante la liturgia celebrada por don Atilano, el obispo de Sigüenza-Guadalajara, once laicos han hecho promesas de Servidores: siete de ellos renovaban este compromiso y cuatro lo hacían por primera vez. Aquí presentamos el testimonio de María Ruiz, que las hace por primera vez.
Acción de gracias por las promesas
Quiero dar las gracias a Dios por haberme concedido el deseo de formar parte de esta humilde Comunidad de Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios.
Fue en esta comunidad donde conocí la mirada y el rostro de Dios Padre misericordioso, cercano y tierno. Vosotros, hermanos y hermanas, me mostrasteis cómo es Él y experimenté su amor incondicional por mí. Aquí empezó a sanar mis heridas interiores y me hizo ver mi verdadera identidad: me reconocí por primera vez hija muy amada y predilecta de Dios.
Este es mi lugar
Durante mucho tiempo anduve buscando en muchos lugares el sentido de mi vida y cómo dar fruto. Siento que es aquí, entre vosotros, donde el Señor me quiere, desde donde puedo dar ese fruto, donde mi vida cobra un sentido auténtico y donde encuentro la alegría de la fe compartida.
Siento que este es mi lugar -el que Tú me das Señor- para poder vivir en plenitud y abundancia esa vida eterna que me regalas aquí y ahora. En esta comunidad voy descubriendo el lenguaje sencillo de tu amor. Estoy aprendiendo a conocer y relacionarme con tu hijo Jesús y también conmigo misma. Aquí estoy descubriendo que no hay mejor vida que la que tú das, la que se vive desde la fe. Una fe que se puede vivir y compartir en comunidad, y al servicio del hermano.
A través de vosotros Jesús ha cambiado mi vida y está haciendo brotar lo mejor de mí. Me siento tan amada por Él que sólo le puedo dar gracias por haberos puesto en mi camino para que yo pueda estar cerca de Él. Sois “mis lazos de amor y cuerdas humanas”. Entre vosotros siento que Jesús me dice “eres la sal de la tierra y la luz del mundo”, “dame de beber”.
Ser una más entre vosotros
Por todo ello, le doy gracias, por ser ya una más entre vosotros en esta hermosa comunidad y poder llevar a los demás el anuncio del Amor de Dios, lo que Jesús ha hecho y hace en mi vida, y acercarlo a todos, siendo una humilde servidora suya.
¡GRACIAS PADRE, GRACIAS HERMANOS Y HERMANAS DE TODO CORAZÓN!
María Ruíz