Desde nuestra experiencia de misiones en la parroquia greco católica de Belén os queremos compartir lo que misionando en la cuna del cristianismo comprendimos del misterio de Navidad.
1. Navidad es abrirse a los que son diferentes
En nuestro grupo éramos cinco juveniles, cinco jóvenes adultos y un sacerdote – todos árabes cristianos – y tres misioneras europeas. El milagro fue sentirnos profundamente unidos en el deseo de transmitir la alegría sobre el Dios-con-nosotros. Pudimos aprender unos de otros y alegrarnos de los dones de cada uno: de la presencia alegre de los más jóvenes, de sus bailes e iniciativas, de la experiencia misionera de los jóvenes mayores y la profundidad de su fe, de la cercanía de nuestro hermano sacerdote y nuestro trabajo como misioneras .
2. Navidad es acoger los caminos imprevisibles de Dios
Todo fue diferente de lo planeado. Habíamos preparado un encuentro con unos cinco o diez jóvenes de otra parroquia de Belén y vinieron treinta y cinco. Ellos nos contagiaron la esperanza de cómo desde unos pequeños inicios surgió un grupo tan grande. Dios nos vino a buscar y a animarnos en nuestro camino de misión.
Pensábamos que para nuestras actividades en la parroquia iban a venir unos cuarenta niños y vinieron quince y un grupito pequeño de jóvenes. Pues, cambiamos nuestro programa y ofrecimos actividades para los que estaban. Espontáneamente algunos de los jóvenes mayores visitaron una casa para niños y jóvenes con necesidades especiales.
3. Navidad es acoger las circunstancias
La vida de los cristianos en Belén y toda Palestina no es fácil. Tienen que asumir muchas condiciones de vida injustas y molestas dada la situación social en un país mayoritariamente musulmán y con una situación política difícil. Habíamos invitado a una vigilia de oración y se cortó la luz en toda Belén por lo que vinieron muy pocas personas. En vez de hacerlo en la iglesia que estaba muy fría montamos una capillita en el comedor. Este momento de oración para esta poca gente y para nosotros resultó una bendición.
4. Navidad es atreverse a hacer cosas nuevas
Descubrimos que somos capaces de cosas que nunca en la vida las habíamos hecho: para algunos era cocinar para un grupo grande, para otros bailar delante de unos ancianos en una residencia que visitamos o preparar un testimonio de vida en la vigilia de oración. Verdaderamente, Navidad es renacer nosotros con la esperanza que nos da este niño y con el impulso del amor que necesita transmitirse.
5. Navidad es alegría
Dios nos regaló la alegría de poder entregarnos, de poder dar lo poco que teníamos y ver cómo ellos lo disfrutaron. El sacerdote y el diácono estaban muy contentos y nos pedían que por favor volviéramos.
Sólo Dios sabe hacia dónde nos lleva este camino. Nosotros estamos dispuestos a seguirle.